Hace 13 años | Por socius a blogs.publico.es
Publicado hace 13 años por socius a blogs.publico.es

En el artículo que publicó el martes 3 de agosto el diario El País, el líder verde destaca el papel del gasoducto Nabucco, que traza una ruta alternativa por el sur de Europa, un proyecto que “reduciría drásticamente la dependencia de los países proveedores de la zona del Caspio de los gasoductos de Rusia y la dependencia de los nuevos miembros surorientales de la UE del suministro del gas ruso”. En julio de 2009 Fischer firmó un contrato bastante bien remunerado como asesor político de Nabucco. En la columna de El País se omite este detalle...

Comentarios

D

¿Por que tomadura de pelo, realmente todavia teneis confianza en los politicos profesionales, independientemente de su "ideologia"?

D

La verdad, espero que trabajen no mejor, sinó muchísimo mejor , infinitamente mejor para el sector privado que lo que acostumbran a hacer en el sector público (cosa que dudo, pero ellos sabrán porqué contratan a estos personajes).
Por lo de verde, pues si, duele, pero desgraciadamente un político verde, antes que verde es político, el gran arte de hablar diciendo lo que el populacho quiere escuchar para acabar haciendo justo lo contrario de lo que acaba de decir. Nunca nadie dijo que ser político implicaba ser un buen político, ser noble y trabajar para toda la gente por la cual ha aceptado esa responsabilidad, lo cual nunca ocurre por desgracia para la sociedad actual y para la futura.
Que le cunda el dinero. Pero debería recordar que todos, sin excepción, acabaremos en el mismo agujero. En eso todos somos iguales.

socius

Pues a mí no me parece la mejor opción pasar de la política y dejarla para que la hagan otros como ellos quieran. De hecho en este caso, el cuento empieza y acaba por intereses económicos, la perversión política sólo es lo que anda por en medio. Si no nos gusta habrá que cambiarlo.

Cito un fragmento de un artículo que va sobre ésto:

[...] lo que en Alemania ha dado en llamarse una ―puerta giratoria‖ entre el mundo de la política y el mundo de los grandes intereses económicos privados, la existencia de una creciente promiscuidad sin recato entre políticos y grandes empresarios y hombres de negocios. Impresiona la facilidad con que magnates y empresarios entran en el juego de la vida política (Berlusconi, el hombre más rico de Italia, es un caso llamativo, pero también lo es el de los banqueros Rubin o Paulson en las administraciones Clinton y Bush hijo), y la facilidad con que, a la inversa, políticos de primera fila, al abandonar el cargo, y como si fuera la cosa más natural del mundo, entran el mundo de los negocios: ¿habrá que recordar que dos ex-presidentes de gobierno en España, Felipe González y José María Aznar, son ahora empleados de dos grandes magnates internacionales: el archimillonario mexicano Carlos Slim y el magnate australiano de los medios de comunicación Rupert Murdoch? Algo parecido vale para Gerhard Schröder, el antiguo canciller socialdemócrata alemán, que está en el consorcio petrolífero Gazprom. Y el antiguo ministro de exteriores de su gobierno rojiverde, el otrora muy alternativo Joschka Fischer, es ahora mismo un consejero, supongo que excelentemente remunerado, de la empresa automovilística BMW. La puerta giratoria es un fenómeno relativamente nuevo, y es una manifestación muy visible –la financiación privada de las campañas electorales y de los partidos políticos y de sus fundaciones es al menos tan importante, pero difícilmente sale a la luz, como no sea con ocasión de casos particularmente esperpénticos, como los que ahora mismo estamos viendo en el caso del Palau de la Música en Barcelona o, a mucha mayor escala, el que afecta al Partido Popular en Valencia— de la intromisión, de la tiranía, si queréis, ejercida por los grandes intereses económicos en los procesos de toma de decisiones políticas democráticas. ¿Cómo evitar la sospecha de que detrás del aplauso de Felipe González –y de sus amigos del diario El País el 13 de abril de 2002— al frustrado golpe de Estado empresarial contra Hugo Chávez estaban intereses empresariales, entre ellos los de Carlos Slim? O por ir a cosas de magnitud incomparablemente mayor, ¿cómo evitar la sospecha de que detrás de la decisión de los megarrescates bancarios a que comenzó a proceder hace ahora un año el secretario del Tesoro de Bush, Paulson, estaba el banco del que él era alto ejecutivo, Goldman Sachs, banco del que, dicho sea de paso, también fue ejecutivo el todopoderoso secretario del Tesoro de Clinton, Rubin, padrino político y empresarial del actual secretario del Tesoro de Obama, Geithner? Y no estamos hablando aquí de horteras trajes tergaleros de 2.000 euros o de empalagosos relojes de 6.000 euros, estamos hablando de cifras de vértigo: los rescates bancarios en EEUU montan ya a estas alturas el mareante volumen de 4 billones de dólares: para que os hagáis una idea, porque con semejantes cifras es fácil perder el sentido de la magnitud, se acerca ya mucho al gasto –en dólares constantes de 2009, es decir, descontada la inflación— en que incurrieron los EEUU como resultado de su participación en la II Guerra Mundial entre 1941 y 1945. (Para seguir contribuyendo a robustecer nuestro sentido de las magnitudes: en dólares constantes, la inversión del Plan Marshall para reconstruir un continente europeo devastado por la guerra ―sólo‖ fue de 200 mil millones de dólares.) [...]

"Crisis de la Universidad, crisis de las ciencias sociales y unas palabras sobre el Nobel a Elinor Ostrom" de Antoni Domènech en Sin Permiso 18/10/09 http://www.sinpermiso.info/articulos/ficheros/Ostrom.pdf