Hace 18 años | Por ricardodc a ricardodiaz.org
Publicado hace 18 años por ricardodc a ricardodiaz.org

Mientras se demanda a la iglesia por supuesto fraude, recuerdo una historia de un país que acusó,juzgó y fusiló a Dios.

Comentarios

D

Fusilar una estatua de jesús o disparar al cielo no es para considerarlos asesinos descerebrados, que es de lo que trata el artículo

Por cierto, ¿Qué contradicción hay en fusilar a dios que no existe? Están disparando al concepto de dios no a él (ya que no existe). Es un acto simbólico. ¿Creeis que pensaban que sus balas iban a alcanzar a un supuesto dios en el cielo? ese tipo de pensamiento tarado es más habitual en el pensamiento religioso.

D

Como comprenderás no se van a poner a buscar un crítico de arte, y la rabia contra la iglesia estaba justificada en aquellos tiempos. De todas formas sólo son objetos, la mayoría no más creativos de lo que puede ser un grafiti bien hecho.

D

uis lo que ma dixo, ahora yanotajunto.

D

Esta bien el título del post, interesantes los hechos que citas en el artículo sobre la Unión Soviética y los milicianos de la Guerra Civil española. Pero son hechos que no pueden ser comparados así tan gratuitamente y fuera de contexto. Este odio hacia Dios obedece a la actitud de la Iglesia como institución a lo largo de varios siglos. No es un odio hacia un ser superior o divino, es el odio hacia unas ideas de unas determinadas personas que se creyeron con derecho a imponer la religión. No todos los milicianos españoles eran asesinos descerebrados, se sabe que cometieron barbaridades en nombre de la revolución. Pero el otro bando, el nacional, durante la guerra y después de ella se dedico a represaliar a millones de personas en nombre de la patria y Dios.

b

Muy muy interesante
Dejo comentario en la noticia inicial.

g

Fusilar a Dios no me parece bien ni mal, alla cada uno, quemar el obras de arte de las Iglesias, eso si que me parece de descerebrados.

g

Me encanta tu opinion sobre el arte románico, gotico, y barroco que desaparecio. Se ve que los descerebrados siguen sueltos.