La inflación se dispara, los bancos centrales, fieles a su mandato, se ven obligados a subir los tipos de interés de forma brusca y las condiciones crediticias se endurecen todavía más. Suben los impagos, explota la burbuja de deuda pública (los billones y billones de dólares invertidos en bonos estatales al 1% acaban valiendo nada por culpa de la rampante subida de precios) y las empresas entran, esta vez sí, en un escenario propio de la Gran Depresión, con tasas de quiebras superiores al 30%.
Comentarios
Algunos lo llaman Market Sentiment.
Asusta, ¿eh?
Encabezamiento amarillista, no es la opinión del autor del post ni la única que se refleja.