Interesante artículo que detalla cómo muchos dogmas de diversas religiones, aunque inicialmente pensados para ser inamovibles, han ido evolucionando a lo largo de la historia para amoldarse a los descubrimientos científicos y los avances en igualdad social.
No está mal, pero no me gusta el título del íltimo párrafo. La ciencia no ataca a las religiones, son éstas las que se sienten atacadas al quedar en evidencia por el desarrollo normal del proceso científico, que no se ejerce para joder a las religiones.
Generalmente no cambian las religiones per se, sino que la sociedad favorece unas sectas sobre otras que se exinguen.
Además, las religiones que más cambian son también las que primero se extinguen (como las ramas liberales del cristianismo), por lo que es un hecho paradójico. Si cambian mucho es malo, y si no cambian nada también.
#1 El supuesto conflicto científico-religioso ha llegado a niveles imaginarios.
Ninguna secta, ni siquiera las más radicales, se ha opuesto a la ciencia como un todo nunca (ni siquiera los fanáticos, que crean bombas con el conociemiento científico). Simplemente algunos religiosos han rechazado algunas teorías o usos prácticos de la ciencia, y no hay que ser religioso para oponerse a algún aspecto de la ciencia.
Por otro parte, los centros religiosos en los que se fundamentan universidades, escuelas, etc. Han aportado mucho al avance del conocimiento.
#4 Tu última frase es indiscutible y te debo dar la razón sobre ello, aunque estarás de acuerdo que no todas las universidades, escuelas, etc. se fundamentan en centros religiosos.
Por otro lado hay muchos ataques a la ciencia por muy variados sectores religiosos, no querer verlo es no querer mirar. Las religiones se basan a priori en la inmutabilidad de sus premisas, y la ciencia les quita el suelo de los pies. Como esa inmutabilidad es inviable, las religiones evolucionan en su discurso con un gran despliege de retórica e invenciones para que no parezca que reculan.
Comentarios
La Iglesia siempre a la última Para quemar a lage te iban con más prisa.
La Iglesia católica admitió eventualmente que Galileo tenía razón y en 1992 el papa Juan Pablo II formalmente lo exoneró.
No está mal, pero no me gusta el título del íltimo párrafo. La ciencia no ataca a las religiones, son éstas las que se sienten atacadas al quedar en evidencia por el desarrollo normal del proceso científico, que no se ejerce para joder a las religiones.
Generalmente no cambian las religiones per se, sino que la sociedad favorece unas sectas sobre otras que se exinguen.
Además, las religiones que más cambian son también las que primero se extinguen (como las ramas liberales del cristianismo), por lo que es un hecho paradójico. Si cambian mucho es malo, y si no cambian nada también.
#1 El supuesto conflicto científico-religioso ha llegado a niveles imaginarios.
Ninguna secta, ni siquiera las más radicales, se ha opuesto a la ciencia como un todo nunca (ni siquiera los fanáticos, que crean bombas con el conociemiento científico). Simplemente algunos religiosos han rechazado algunas teorías o usos prácticos de la ciencia, y no hay que ser religioso para oponerse a algún aspecto de la ciencia.
Por otro parte, los centros religiosos en los que se fundamentan universidades, escuelas, etc. Han aportado mucho al avance del conocimiento.
#4 Tu última frase es indiscutible y te debo dar la razón sobre ello, aunque estarás de acuerdo que no todas las universidades, escuelas, etc. se fundamentan en centros religiosos.
Por otro lado hay muchos ataques a la ciencia por muy variados sectores religiosos, no querer verlo es no querer mirar. Las religiones se basan a priori en la inmutabilidad de sus premisas, y la ciencia les quita el suelo de los pies. Como esa inmutabilidad es inviable, las religiones evolucionan en su discurso con un gran despliege de retórica e invenciones para que no parezca que reculan.
No son los descubrimientos científicos per se lo que retan a la Iglesia, sino las cuestiones éticas que despiertan en todos.
Las religiones cambian según sea la dirección del viento, como las veletas.