Dejo de lado Oslo, que no era el objetivo de mi viaje y me habría consumido unas horas preciosas que necesitaba para conducir, así que nada más aterrizar en el minúsculo aeropuerto, tomo el coche y pongo rumbo al norte. Mi primer destino era la Atlanterhavsvegen o carretera del Atlántico, y concretamente un tramo de la misma, de 8 kilómetros, entre las poblaciones de Molde y Kristiansund, que se ha ganado el título de la carretera más bella del mundo según el diario inglés The Guardian, y ha sido votada como la obra de ingeniería civil noruega
Comentarios
Me ha enganchado la historia del tipo este, que todo hay que decirlo, con más cojones que un pato. Me ha emocionado cuando ha llegado a ver la aurora boreal.
Negativo por herejía, el fin del mundo esta en finisterre i en finlandia.
Uno spam, otro copia/plagio [de quién?] y el otro errónea [what?]. Solo falta la sensacionalista