Hace 2 años | Por doyou a elpais.com
Publicado hace 2 años por doyou a elpais.com

Adoraban a dioses como Ataecina, Cosus o Vaelico, pero se sentían protegidos por unas grandes esculturas que representaban toros, cerdos o jabalíes a tamaño natural, y que son conocidas genéricamente como verracos. Las colocaban en los límites de sus tierras, de sus poblaciones fortificadas o junto a las puertas principales de sus murallas. Los vetones desaparecieron disueltos en las marejadas de pueblos que durante siglos confluyeron en la península Ibérica, pero los verracos, no. Hay localizados unos 450 en rotondas, catedrales, fincas...

Comentarios

MiguelDeUnamano

Pues a ver cómo se explican esto los arqueólogos del futuro: