Hace 6 años | Por --354522-- a elconfidencial.com
Publicado hace 6 años por --354522-- a elconfidencial.com

El Síndrome de Hipoventilación Central Congénita (SHCC) o maldición de Ondina afecta a unas 1.500 personas en todo el mundo, que sobreviven gracias a la respiración artificial y que morirían debido a que su sistema nervioso central ordenaría al organismo que dejase de respirar, viéndose afectado también el ritmo cardíaco y la presión sanguínea. Liam Derbyshire es un joven británico que lo padece. Cada noche debe conectarse a un sistema de respiración asistida para no morir.

Comentarios

RoterHahn

Con cada noticia de este tipo mi corazon se rompe.

D

#1 Te entiendo, yo me quedo sin aliento...

Mateila

#4

Mateila

Joder, qué amarillismo. No es el único, hay quien se moriría sin tomarse todos los días su pastilla. Además, para el Síndrome de Ondina existe un tratamiento definitivo con marcapasos frénico (en el diafragma).

D

#2 joder que buen comentario, aunque he meneado por qué me ha encantado el nombre del síndrome.

D

Pero, de día, ¿solo repiran conscientemente? ¿y si ven a una nena guapa y se desconcentran, mueren por ella?

Mateila

#3 En las formas más severas del síndrome, tanto en los casos congénitos como en los adquiridos (por lesión del troncoencéfalo), podrían aparecer apneas incluso durante la vigilia, sí. Pero la respiración no es consciente tampoco en estos pacientes, lo que pasa es que la sensación consciente de hipoxia durante la vigilia es estimulo suficiente para mantener la respiración, cosa que no sucede durante el sueño.

D

La maldicion de Ondina; segun una leyenda germánica.
Ondina, fue una ninfa de agua se enamoró de Sir Lawrence y se casaron. Aquello acabaría con la inmortalidad de la ninfa. Sir Lawrencer, le prometio: “Que cada aliento que dé mientras estoy despierto sea mi compromiso de amor y fidelidad hacia ti”.
Años después, mientras Ondina envejecía. Lawrence perdía el interés en ella.
Y una tarde, encontró a su esposo dormido en brazos de una joven. Ondina despertó a su marido rápidamente, le señaló con el dedo y pronunció su maldición: “Me juraste fidelidad por cada aliento que dieras mientras estuvieras despierto y acepté tu promesa. Así sea. Mientras te mantengas despierto, podrás respirar, pero si alguna vez llegas a dormirte, ¡Te quedarás sin aliento y morirás!.