Hace 2 años | Por jelzimoñac a valenciaplaza.com
Publicado hace 2 años por jelzimoñac a valenciaplaza.com

Nada que ver con Dickens. Riad Sattouf antepuso el humor cuando narró los recuerdos de su infancia en Oriente Medio. Fueron los de un niño de madre francesa y padre sirio entusiasta del nuevo nacionalismo árabe de los años 70. Vivieron durante años en lugares rurales y en los amagos de utopía socialista, como en Libia. Allí, el pequeño Riad, era testigo de crímenes de honor, ejecuciones de mujeres por haberse acostado con alguien, o un maltrato animal escalofriante. Pero también recordó grandes amistades con gente muy humilde.

Comentarios

Casiopeo

Muy bueno, he leido un par de tomos, ahora, hacerse con toda la historia sale por una pasta, no entiendo por qué estas cosas son tan caras.

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#1 Es buenísimo. El mismo autor tiene otro tebeo donde cuenta la historia de su circuncisión (ya la cuenta en El árabe del futuro).
El precio supongo que será por las bajas tiradas, los costos de producción hay que dividirlos entre pocos libros vendidos.

He leido los cuatro primeros tomos (no hay más publicados en español y por la forma que acaba el cuarto no parece que tenga continuación) y no recuerdo eso de los crímenes de honor y ejecuciones. (Que podría estar, pero yo no lo recuerdo)
Lo que dicen sobre la brutalidad con los animales y la dureza del sistema educativo es en Siria. En la etapa libia el niño aun no va a la escuela y en los juegos con sus vecinos no cuenta detalles especialmente violentos, salvo una madre dando una bofetada a su hijo.
El niño comienza a ir al parvulario en Francia, tras abandonar Libia.

Lo que cuenta de la propiedad de las casas en Libia es muy curioso, pero no es exáctamente como dice el artículo. Lo acabo de comprobar.

Las puertas de las casas no tenian cerradura, estaba prohido poner cerradura. Cuando alguien necesitaba vivienda iba empujando las puertas de las casas. Si estaba cerrada con un pestillo interior o le gritaban desde dentro "ocupada" probabo otra hasta encontrar una abierta y simplemente se metia dentro. No se pagaba nada por la vivienda.

La familia del autor, que no conocía esta costumbre, se encontró su casa ocupada al volver de un paseo. Todas sus pertenencias estaban cuidadosamente colocadas junto a la entrada, nadie había robado nada.

Siempre tenía que haber una persona dentro de la vivienda por si acaso y no podían salir toda la familia junta. Al final, pusieron una cerradura y nadie dijo nada (página 29 del primer tomo).
Encontraron vivienda en un barrio casí vacio, así que parece que no había excasez de vivienda, pero más adelante cuenta que las viviendas en construcción frente a su casa llevaban paradas dos años.
Es una pena que no cuente más detalles sobre temas como la vivienda.

El padre rechazó un puesto de profesor en la universidad de Oxford para ir a enseñar a Libia, mitad por idealismo, mitad por el sueldo de 3000 doláres mensuales que cobraba como profesor universitario en 1980.

Es interesante la deriva desde el ateismo hasta el integrismo religioso del padre. El desea sentirse aceptado por sus vecinos y familia en su pueblo natal de Siria. Peros un simple doctorado por La Sorbona, no es algo que merezca respeto allí.
Su situación cambia mientras trabaja dando clases en Arabia Saudita. De repente escuchan sus palabra con respeto por vivir en Arabia y haber visitado La Meca.