Aunque no solemos pensar en ello, cada vez que usamos un dispositivo electrónico—ya sea un teléfono, un portátil o una memoria USB—una parte de la energía se pierde en forma de calor. Esa pérdida no solo limita la eficiencia, sino que impone un techo a la miniaturización de la tecnología. En este contexto, un grupo de investigadores ha descubierto un fenómeno físico que podría cambiar las reglas del juego: un nuevo tipo de Efecto Hall, no basado en cargas eléctricas, sino en corrientes de espín.
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