El impulso de comer y el de beber son procesados de forma similar por nuestro cerebro, lo que puede llevarnos a saciar una necesidad cuando realmente tenemos la otra. Con la llegada del calor, saber identificar adecuadamente si lo que sentimos es hambre o deshidratación deja de ser una mera cuestión de bienestar para ser una cuestión de salud.
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etiquetas: cerebro , deshidratación , neurología , salud
ya lo dices el refrán :
tiran más dos tetas que dos carretas.
Me pregunto por que no sera un conocimiento mas común.