Arrodillado frente a un juez en la sala del Tribunal de Apelación de Ghazni, este de Afganistán, un anciano sentenciado a muerte por asesinato implora por su vida.El hombre de 75 años admite que mató a tiros, por venganza, a un familiar debido a rumores de que había mantenido relaciones sexuales con su nuera. En virtud de los castigos estipulados por la sharia, que sigue el principio del ojo por ojo, el hombre se enfrenta a una ejecución pública a manos de un familiar de la víctima.
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No es Ucrania ni Irán.La vergüenza del abandono con el rabo entre las piernas de los países más poderosos de la Tierra a un régimen desquiciado no ocupará grandes portadas.
Esto es llevar -4.000 años de ventaja
"Hemos hecho las paces entre familias", suplica. "Tengo testigos que pueden demostrar que hemos acordado una compensación", añade.
Debió haberlo pensado un poco más antes de actuar.
Coño, pues eso les mola aquí a unos cuantos memeantes de esos que suspiran por poder emboscar al de Amazon y cargarselo cuando pise su portal.
Esos mismos que dicen que tiene más pena la víctima que el delincuente.