"Él entraba, nos daba los buenos días, cogía un libro, lo pagaba y nos pedía envolverlo para regalo". La situación que describe Xavier Noya es una escena habitual en cualquier librería: "Es para una compañera de trabajo", recuerda que le dijo una vez, mientras aprovechaba para seguir mirando libros: "Es un perfil del que no desconfías". No obstante, el protagonista de esta historia aprovechaba su confianza para esconderse libros de alta gama en los bolsillos secretos de su chaqueta.
Comentarios
"libros de alta gama "
Con lo fácil que es aplicar etiquetas RFID a un libro me sorprende que no se utilicen de forma masiva en estas tiendas.
Es que, en teoría, con un buen uso de la RFID podrías tener una traza completa del libro desde que se imprimió hasta que se vendió, si ha pasado por tiendas de segunda mano o si viene de una biblioteca. Aunque para esto hace falta una base de datos compartida.
#1 si todos los libros se vendieran con un código qr único en la portada de forma que arrancarlo joda el libro, se puede hacer traza muy fácilmente de a que librería la editorial vendió el libro.
#4 Eso se consigue mejor con una etiqueta RFID oculta que no se pueda despegar (por ejemplo dentro del lomo).
Es el mismo sistema que utilizan las cadenas de ropa para controlar su stock. En Decathlon, por ejemplo, puedes entrar con una prenda comprada anteriormente que no pita la alarma. El sistema identifica la prenda al entrar y sabe si esa prenda ha sido vendida anteriormente o si debería estar en las estanterías.
Para los libreros era un fastidio pero hay que reconocer que el tío le echaba morro