Deforestación, degradación del suelo y la pérdida de humedales en la región mediterránea han roto el ciclo natural de humedad que generaba lluvias regulares y beneficiosas. La vegetación aporta vapor de agua y aerosoles que facilitan la formación de lluvia; su pérdida impide que la brisa marina lleve suficiente humedad tierra adentro, secando el paisaje. Restaurar los ecosistemas, suelos vivos y humedales puede reactivar este ciclo de lluvias, mejorar la humedad ambiental y frenar la desertificación, como lo demuestran ejemplos exitosos e
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El clima mediterráneo se caracteriza por lluvias irregulares, de siempre.