Desde las cajas de las tiendas y los bares hasta centros de trabajo, gimnasios o asociaciones culturales. Cada espacio en el que pasamos parte de nuestro día a día tiene, cada año, su número para participar en la Lotería de Navidad. El sorteo opera con la tentación casi coercitiva de una pregunta: ¿Y si toca? ¿Y si este año los niños de San Ildefonso cantan el número de la piscina en la que tomo clases de natación y soy la única persona que no ha comprado una participación? ¿Y si el chiringuito donde tomé un refresco durante las vacaciones.
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etiquetas: lotería , navidad
Es una puta mierda que da un premio de mierda. Para eso echo la primitiva que lleva un bote ahora de más de 60 millones.
de galiciadel pp, no esperes nada de los medios decomunicacionentretenimiento gallegos. Que si ya eran antes, en la era del click bait y del relleno ufff...Le compro dos décimos al año, uno para mi y otro por si un familiar se le ocurre compartir.
A mi todos los años me toca los 20€ que no he apostado.