Se quejaba hace poco un conocido mío, judío, de que los recientes acontecimientos de Gaza han hecho que se empiece a menospreciar el sufrimiento de su pueblo en el Holocausto. Tenía razón, en parte, porqu elo uno no quita lo otro, ni unos muertos resucitan a los anteriores.
La cuestión es que, los que somos de campo, sabemos que no huele peor la boñiga más gorda, sino la más fresca.
Y nuestro estado de ánimo, lamentablemente, no está a día de hoy para considerar a los judíos víctimas de nada.
Injusto, por supuesto. Pero decir otra cosa sería hipócrita.
Johan Löffler.
Esta parte del "relato largo" (larguísimo, por lo que veo) viene de aquí y en este orden, primero aquí:
www.meneame.net/m/relatocorto/continuara-7
Después aquí:
www.meneame.net/m/relatocorto/continuara-11
Luego:
www.meneame.net/m/relatocorto/continuara-14
Después...
www.meneame.net/m/relatocorto/continuara-17
Luego:
www.meneame.net/m/relatocorto/continuara-20
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Dos días después lo llamaron desde la Policía. Una llamada muy cordial, invitándolo a pasarse por la comisaría de la localidad. El policía le explicó que habían convocado a varios vecinos de la misma calle para ver si podían ampliar la información que ya tenían. Juan dijo que mejor por la tarde, tras la salida del trabajo. En un momento, Juan preguntó si se trataba de alguna broma o algún tipo de timo, y que cómo sabía que le llamaba la Policía. El policía al otro lado, armándose de paciencia, le dijo que era fácil de comprobar, que viniera a la hora indicada a las dependencias policiales y que allí le dirían con quién hablar. Juan estuvo a punto de añadir un “¿y si me niego a ir?” Pero no le pareció prudente ni práctico. Así que dijo que allí estaría.
Tanta rapidez le ponía en alerta, muchos de estos casos se alargaban semanas y semanas, meses, años. Pruebas forenses, peticiones al juez, control de móviles, revisión de mensajes, todo eso requería siempre de una petición al juez y que éste lo aprobara o no. Quizás el hecho de que el padre hubiera sido inspector de Policía. Quizás. Había leído un artículo hablando de que estaba ya retirado de la Institución y que había sido condecorado dos veces. La familia estaba esperando que terminara todo el proceso para poder enterrar a la hija. Discreción total en los medios, parecía que se respetaba escrupulosamente la intimidad de familiares y allegados, ni siquiera la prensa más carroñera se había interesado en sacar asuntos escabrosos o sensacionalistas.
Sentado en un pasillo, en uno de esos bancos de madera que debían haber visto y oído de todo, esperaba que le llamaran para la entrevista. Miraba a un lado y a otro buscando a alguien en su misma situación, algún vecino que viniera a contar lo que pudo ver u oír esa noche, tal y como le habían convocado a él. Miró su reloj. Quince minutos tarde de la hora pactada. Paredes de un verde hierba que habían conocido mejores años, puertas grises y cierto ajetreo entre despachos, nada especial. Policías con papeles y carpetas entrando y saliendo de diferentes estancias. Tranquilidad.
Mientras esperaba que lo llamaran, repasaba alegremente que él no había guardado ningún objeto de “recuerdo” del cadáver, ni tenía agendas con caligrafía atropellada contando sus logros, ni ningún manifiesto con declaraciones de doctrinas o propósitos, ni tenía nada escrito en ninguna parte. Nada, ningún documento u objeto en casa que pudiera delatarlo. Todo lo tenía en la cabeza, lo guardaba allí arrinconado en compartimentos concretos, ordenados por horas, sensaciones, reflexiones y certezas, esas secciones mentales tenían ciertos seguros que él llamaba “olvidos conscientes”, una manera que tenía de no acceder a ningún recuerdo que pudiera mostrar nada de lo que tuviera clasificado en esas partes recónditas de su mente. Entre sus muchas reflexiones aleatorias se reía mentalmente de cómo la sociedad defendía el diálogo, la diplomacia para llegar a acuerdos, una sociedad dialogante y civilizada. Él sabía, con férrea convicción, que todo eso no era más que hipocresía y teatro. Según Juan, cuando alguien tiene razón en un tema, el que sea, y hay otra persona que opina lo contrario, la única solución es machacar físicamente al otro. Eliminarlo, matarlo. Los animales cuando entran en peleas territoriales o por hembras de su especie, los mamíferos se tumban patas arriba, enseñan la panza como señal de haber perdido y el ganador deja de atacarlo habiendo ganado. Los humanos no teníamos ese acto reflejo, si alguien mostraba algún signo de reconocer que el otro le había ganado, lo eliminaría sin contemplaciones. Recordaba una frase de un libro: “La estocada más certera y con más fuerza la da quien cree tener más razón que el contrincante. Un atisbo de duda y estás muerto.” Eso era la vida, la real. O eso creía Juan. Tampoco era tonto y no quería ir a la cárcel, ni ser ajusticiado, fingir era el precio que debía pagar por actuar en ese teatro llamado Sociedad.
-¿Juan Gómez? –preguntó un policía abriendo una puerta y mirándolo.
-¿Sí?
-Pase, por favor –era joven pero no eran un recién llegado a la Policía. Uniforme impecable.
Juan encontró un pequeño despacho, atiborrado de informes, carpetas de colores, un ordenador, una planta mustia en la ventana, una mesa de despacho espartana y dos sillas. El policía se sentó delante del monitor y del teclado, ladeado un poco para ver a Juan que se sentó frente a él. Por un instante pensó que por qué era tan típico, tan cliché lo de la planta mustia en lugares así, con lo poco que costaba un poco de luz y un poco de agua.
-Bueno, señor Gómez –mirando algo en el monitor-. Juan Gómez Gómez, calle Águila Martínez, 66.
-Sí –respondió acomodándose en la incómoda silla, pensando que la del agente estaba acolchada y parecía más cómoda. Truco número uno de manual. Pensó con sorna interior.
-Le indicó a los compañeros que no oyó nada la noche del catorce y madrugada del quince –mirando al monitor y posiblemente pasando páginas y deteniéndose en alguna.
-Eso es.
-Haga memoria... ¿qué estaba haciendo entre las once y las once y media esa noche? –ahora sí mirándolo directamente a los ojos, buscando algún signo que no iba a encontrar.
-No sé... Ya habría cenado. Ceno a las nueve y luego supongo que me iría al taller o estaría viendo la tele o... –respondió con parsimonia.
-¿No oyó nada fuera? –ahora tecleando algo en el informe que tuviera delante.
-No sé, como algunas noches se oyen ladridos de perros... –fingiendo recordar usando correctamente la mirada hacia arriba y a la derecha. Típico micro signo de rememorar con imágenes–. Hace un mes o así, oí ruidos extraños en la casa que está en venta sobre las ocho de la tarde o así...
-¿En cuál de las dos? –preguntó el policía, listo para anotar algo más en el informe.
-Creo en la de la derecha, en el 68...
-Ajá –tecleó algo que le llevó medio minuto o algo más de tiempo.
-¿Por qué precisamente a esa hora, a las once...? –preguntó Juan intentando pescar.
El policía se lo quedó mirando, con ojos neutros pero escrutadores. Justo en ese momento se oyeron voces fuertes en el pasillo.
“¡Coño, Ferrer, no...! ¡Déjanos trabajar... Vete a casa!”
“¡Joder, qué pronto se os olvida que me he dejado la vida aquí...!
“Venga, vamos a tomar un café, vente conmigo... No lo jodas todo, sabemos lo que estamos haciendo...”
Las voces se extinguieron poco a poco, alejándose del pasillo. Juan ya sabía que el padre de la mujer rondaba por la comisaría. De nuevo el escalofrío de una sonrisa interior de placer recorrió su espalda.
-El móvil de la víctima estaba activo a esa hora en esa zona –respondió el policía sin reaccionar a las voces del pasillo.
-Ah, igual se paró a hablar con alguien... –retador.
-Claro. –el agente hizo una pausa mirándolo y luego revisando algo en el monitor-. ¿Vio usted a alguien o escuchó algo sobre esas horas?
-Como no fuera a la señora que pasea a su perrito a horas raras... –dijo Juan desviando la mirada a la planta mustia.
-La señora pasó por allí sobre la una y media de la madrugada –respondió el policía seguro, sin mirarlo.
-Ah, pues como a veces saca varias veces al perro... –ahora sí que estaba disfrutando Juan.
-Ya, ¿y qué hizo usted luego? ¿Estuvo durmiendo sin más esa noche? –impasible, Juan notó que ahora quería pescar el joven uniformado.
-Supongo que me iría a dar una vuelta, no podía dormir...
-Como le dijo a los compañeros que tenía el sueño pesado...
-Ya sabe, hay días y días, a veces los lunes se mezclan con los miércoles, ya no tengo la memoria tan fina... –con una sonrisa en la cara mientras se apuntaba con un dedo la frente.
-Lo digo porque a las cuatro y cuarto de la madrugada entraba en la discoteca Xangri-A... –obviamente le tocaba mover el cebo de la caña de pescar. Juan lo estaba esperando.
-Vaya... –esto le sorprendió un poco, pero había visto perfectamente las cámaras antes de entrar allí.
-Hay cámaras en los accesos a ese local por seguridad.
-Pues sí... –dijo Juan asintiendo con todo el cuerpo.
-A las siete y doce minutos pasó un control de alcoholemia con la Guardia Civil... –dijo el policía tecleando algo en su ordenador y sin mirar a Juan.
-Cero cero –respondió imitando el tono de un anuncio típico de esas bebidas.
-Ya. Bueno, pues nada más, gracias por su colaboración –el policía se levantó ofreciéndole una saludo de manos a Juan, que éste no rechazó. El apretón no le gustó, le había parecido excesivo. Manías. No le gustaba el contacto social.
Juan salió pasillo abajo hacia la salida de la Comisaría, justo en ese momento le pareció ver a Lucía entrando en un despacho. No podía ser. Esperó unos minutos hasta que la mujer volvió a salir. No, más baja, pelo parecido, nariz diferente. Desliz freudiano, pensó.
Mientras caminaba de vuelta a su casa. Reflexionaba sobre si convenía volver a llamarla o dejarlo correr, por si había más peligro en intentar sonsacarle información o en que ella se lo sacara a él. Cosa que le parecía simplemente imposible. A él, al controlador de la realidad. Pasaría por la verdulería. Mañana era sábado y tocaba mercado. Debía consultar el tiempo, ya que avisaban para ese fin de semana de lluvias intensas.
Esa noche, la lluvia llegó como una llovizna insulsa. Conectó su portátil. Hizo clic en un anuncio de frigoríficos inteligentes, en un artículo publicitario de un banco en línea, y en la web promocional de una cantante llamada “Adipalu” con un vídeo machacón y soso que tuvo que cerrar después de apuntar varias veces a una esquiva “x” que se movía. En la información local volvían a incidir en la posibilidad de que el caso de Ferrer estuviera relacionado con el fondo de inversión WorldMundo Hainsbach, sus abogados declinaron hacer declaraciones, cosa que motivaba a los “cazanoticias” de dientes afilados a especular sobre los motivos de su falta de comentarios. Recordaba un artículo sobre los dientes de los tiburones y que la cantidad de dientes estaba ligada a lo que comían, los que se alimentaban de presas grandes tenían menos pero de mayor tamaño. Y los que cazaban presas pequeñas tenían más para facilitar su captura. Una adaptación evolutiva del mundo de la prensa sensacionalista.
En otro periódico habían conseguido entrevistar a uno de los trabajadores que había estado limpiando el cauce, sin mucha información, ya que él no había estado en el turno en el que se encontró el cuerpo. En otro periódico de tirada nacional, algo más serio, se decía que aún no se había levantado el secreto del sumario y que el Juez Lacosta se encargaba del caso. Se habían enviado especialistas de la capital provincial y algunos habían llegado desde Madrid, sobre todo en la parte más técnica de la medicina legal. El ex marido de la asesinada había llegado desde Francia y se le había tomado declaración en Comisaria. Apuntaban que años atrás, ese hombre (M.A.L.L.) estuvo implicado en un desfalco en la compañía alimenticia para la que trabajaba. Quedando libre de todos los cargos meses después. “La prensa nunca defrauda”, pensaba Juan, mientras apagaba y desconectaba su ordenador. Subió a su habitación y se quedó mirando la ventana, ahora llovía algo más intensamente. Mañana iría a comprar al mercado contra viento y marea. El domingo haría nueva lista semanal, esta vez completa. Las cosas deben volver a su cauce. Cauce. Soltó una risotada mientras se disponía a dormir.
Hace una horas tenía un borrado en el cual intentaba razonar por qué meneame no existiría en 2027. Pero lo borré:; por eso era un borrador.
Luego he visto el artículo de @Feindesland y me lo he replanteado, aunque de otra manera. No voy a entrar tanto en el análisis económico, -que era una parte importante de mi análisis inicial-, pero si más en el fondo de lo que yo, de forma totalmente personal, pero basándome en los datos que tengo, pienso que es el meollo de la cuestión.
Y digo imposibles porque, aunque suelo usar un lenguaje bastante vulgar, no quiero empezar llamando pedazo de capullos a todos los usuarios.
Yo incluido: mi mayor contribución ha sido, literalmente, un envío de mierda. En 19 años.
Pero la verdad es que somos un ecosistema imposible.
Empezaré por los de arriba, pero no os penséis que los de más abajo nos vamos a salvar. Somos igual o peores.
En 2006, o tal vez un poco antes, Ricardo Gallí y Benjamí Villoslada, que tendrían unos 39 y 42 años respectivamente en ese momento, montaron meneame.net. Y quiero pensar que con mucho entusiasmo.
Barrapunto nunca fue lo que era, y en ese momento ya ni eso (su final solo era una enseñanza de lo que va a pasar aquí en breve; pero eramos jóvenes y no lo veíamos).
Los años pasan, y las personas inquietas se cansan de mantener un sitio como este, y buscan otros retos. Mantener no es un reto. Siempre he sido crítico con ellos en muchos aspectos, pero en esto los entiendo perfectamente.
Así que toca poner admins. Y aunque esto sea muy común, siempre es una mala idea. Si alguien trabaja gratis, o casi, primero lo hará por orgullo y luego lo dejará por cansancio o hartazgo. Parecido a los fundadores, pero en cutre.
Dada la situación, llega el momento en que entra en juego ¡el emprendedor! Pobre hombre: le paso como a Dios todopoderoso, que trabajo 6 días, descanso el último... y cuando se dio cuenta de donde se había metido no se volvió a saber de él.
Nota: creo que he sido poco crítico con este grupo, pero no es el objetivo de este artículo.
Aquí lo único que compartimos en común es meneame, pero en mi humilde opinión el 97% no somos comunidad, en el sentido de compartir algo más que la página web. Falta un vínculo común de mantenerla, la voluntad de hacerla hacerla crecer o al menos sobrevivir.
En meneame la mayoría exigen, pero no aportan. Y cuando digo exigen me refiero a que quieren cambios, pero se olvidan de lo más importante: los cambios necesitan de personas que hagan ese esfuerzo y trabajo, y esas personas quieren cobrar. Y además de cobrar, seguramente les gustaría sentir algún tipo de reconocimiento; no solo recibir criticas.
Aunque lo mismo si cobraran un pastizal les importaría menos.
Y ya llegamos a lo que importa, o lo que yo creo que importa.
No soy experto militar contable, así que no solo acepto correcciones o críticas: también acepto escupitajos por hablar de lo que no se.
2020: perdidas de -1.464,64 € al cierre, pero aún así mantiene un fondo de 86.537,46 €
2021: arranca con esos 86.537,46 € de fondo, ingresa 201.494,48 €, y cierra con 18.068,92 €
2022-2023: no quiero investigar tanto; tampoco aportaría mucho dato al objetivo del artículo.
2024: no sabemos si arranca con fondos, por la sencilla razón de que no me voy a bajar las cuentas: no por los 10 o 20 Euros que cuestan, si no por que tardan unos días y no me da la gana esperar. Usaré los datos parciales publicados por @imparsifal en el blog de meneame.net.
Y de los gastos:
Menos ingresos, menos gastos de personal, menos pagos a colaboradores.
Lo que puede parecer bueno podría ser malo: cada vez se invierte menos en la gestión de meneame.net. Juzgad vosotros mismos.
2025: aquí aun no tenemos datos, solo los cálculos y la intención de @imparsifal de optimizar de manera que, mensualmente:
Sinceramente: me parecen unos importes ridículos, penosos incluso, que demuestran más amor a la página que a cobrar por su trabajo.
El amor es muy bonito al principio, pero con el tiempo se pierde la pasión. Y lo saben todos los casados y, más aún, los divorciados.
No se como van las cuentas de suscriptores, pero espero que vayan bien.
Aunque en mi humilde opinión, un "consejo consultivo" apoyado por suscripciones, en una página tan polarizada, solo puede generar susceptibilidades en algunos grupos de usuarios.
Lo mismo con los anuncios de libros: ojalá os llevéis una pasta, y además sirva de promoción.
Pero algo está claro: de momento la publicidad ha sido y es la principal fuente de ingresos.
Apreciados participantes de la gestión de meneame: si vuestra principal fuente de ingresos es la publicidad, dedicadle tiempo. La pela es la pela, y es lo que mantiene esto vivo.
No sirve de nada doblar el numero de espacios publicitarios (bueno, si: para cargar más al personal y generar reacciones aún más adversas) si no los vais a gestionar correctamente.
En Noviembre de 2023 se lanzo el "Google Consent Mode v2", y se volvió obligatorio en Marzo de 2024. Pero no os habéis actualizado. Mirad la consola del "developer tools": esta llena de avisos y errores.
Esto, muy brevemente, significa que difícilmente podéis mostrar anuncios personalizados (aunque a veces parece que sí, pero no entiendo como puede suceder). Y los anuncios personalizados suelen pagar x3 el CPM normal, como mínimo.
O que tampoco participáis en pujas en tiempo real, lo que subiría de alguna manera el CPM.
O que vuestro "fill rate" de espacios pueda ser bajo en comparativa con lo habitual, ya que tanto error retrasa la sincronización y al final se quedan en blanco. Y perdéis pasta.
Pero da igual. O no, ¿yo que se si no soy experto en nada! Pero podemos analizarlo.
@Imparsifal dijo en febrero de 2025 que meneame tenía, en enero de 2024, 717.000 usuarios únicos.
Voy a hacer un cálculo benévolo, bajando un poco el promedio de páginas vistas del 3,4 o 3,5 actual a 3. Y os explico por qué: vamos a calcular el CPM de meneame (respecto de los ingresos), y si supongo un número de páginas vistas alto, bajaría el CPM final, sugiriendo un valor menor. Y no quiero hacerlo. Seré benévolo.
Enero 2024: 717.000 usuarios * 3 paginas vistas * 12 meses = 89,040,000 páginas vistas. Da un CPM por página de 1.15 Euros.
Pero cada página suele tener un mínimo o promedio de 3 emplazamientos. Esto nos da que el CPM por emplazamiento fue de 0.38€.
Esto los sitúa, pero no llega, en la categoría de "página de mierda que no me va a conseguir una mierda de ventas ni de clicks, pero es barata".
Y aquí es cuando llegamos al final.
Adblockers, no aceptar las cookies, no me metas posts patrocinados. ¿Por qué puñetas tanto anuncio? ¡Vaya mierda de gestión!
¿Pero que os pasa? ¿No veis más allá de vuestra nariz?
Siempre con el rollo en los comentarios a los empresarios de "paga más a tus empleados", "salarios justos", "el trabajo hay que pagarlo"... y luego en 2024 se ingresan "361,96 Euros" por suscripciones; mientras que un gran porcentaje bloquea anuncios o rechaza cookies.
Y eso rebaja los ingresos mínimo x3, probablemente. O mucho más: anuncios personalizados por debajo de 2 € no hay muchos.
Qué si, que las cookies y la publi son una mierda. ¿Pero como pensáis mantener esto? Las críticas no dan dinero. ¿Alguien ha aportado algo, más allá de Imparsifal, que tiene más buena voluntad que otra cosa?
¿Cuanto tiempo pensáis que esta página funcionará por amor al arte? Benjamí ya tiene 61. Y los pibes han vendido. Y el Feijoo Seijo ese... no se, lo vi unos días y ya no más.
E Imparsifal pienso que es un soñador, algo idealista, con buenas intenciones. Pero o le sobra la pasta o algún día se cansa.
Porque somos una comunidad polarizada, de mamoncetes, y porque ninguna empresa normal quiere realmente comprar publicidad aquí: no venimos en modo compra, odiamos los anuncios, y nuestro sentimiento de colaborar en pro de la comunidad es casi nulo. Un banner aquí, más allá de algo de Aliexpress por 3 Euros, genera rechazo.
Hoy en día la compra es programática, y se basa por lo general en una puja sobre el perfil de aquel que verá la publicidad, no en donde aparece. Y sospecho que nuestros perfiles no valen mucho.
Y hasta aquí llego. Ahora es cosa vuestra debatirlo, negativizar, aportar valor (¿a que no hay huevos?), felicitarme o ponerme a parir. Aunque prefiero lo de felicitarme.
Ya sabéis como va esto: comentad, "Alguien en internet está equivocado".
En las últimas semanas se ha hablado mucho en el foro sobre el origen de la bajada de usuarios de este agregador, y ha habido un sector echando la culpa al sesgo ideológico del meneante medio. Sin embargo, creo que la realidad subyacente es mucho más triste, y es que simple y llanamente el contenido en Internet se está volviendo una mierda.
Uno, que ya es un veterano de Internet (desde 1995), de menéame, y que ya toma medicación para la próstata, ha visto Internet crecer desde el mundo loco de los orígenes del todo vale, al aburrimiento del scroll infinito actual. En los 90 y primeros de los 2000 había contenido muy loco en páginas populares, desde fotos de autopsias reales, al famoso artículo en yonkis sobre zoofilia.
Si vemos cuando meneame era realmente interesante, coincide con lo que para mí es el momento álgido de Internet, el momento en el que los blogs resultaron inmensamente populares. Ese momento donde había contenido de altísimo calidad, muchas veces de lectura larga y pausada, con un esfuerzo detrás. Contenido además que escogíamos nosotros, no un algoritmo. Un simple lector de feeds y podíamos añadir a nuestra "revista" particular secciones que nos interesaran. Pero claro, este mundo era difícil de monetizar tanto para creadores como para los proveedores.
En este contexto, es donde realmente menéame era muy interesante. Si echamos la vista hacia ese punto, la mayor parte de los blogs de mi lector venían de artículos meneados. Divulgación científica, viajes, tecnología, historia... había de todo en la portada, y eso llevaba a un debate más o menos sano.
Ahora venimos al presente y la portada es 80/90% política y actualidad, 10% clickbait. Y no es culpa de menéame, es culpa de que internet se ha convertido en eso. Un eríal que cada vez va a peor, lleno de contenido falso, artículos generados por IA, y ragebait/clickbait. Hasta la prensa deportiva se ha convertido en 20% deportes/80% clickbait.
Puede que suene simplemente a señor mayor gritándole a la nubes (rollo Abe Simpson), pero es la realidad. El Internet actual ha frito el cerebro de la mayor parte de la población, incapaz de ver una película sin mirar al móvil, buscando ese constante estímulo. La gente no busca información, busca dopamina, y por eso menéame ahora mismo no es más que un fiel reflejo de la situación real, donde lo que se busca es que la gente entre en los comentarios a cagarse en la madre del otro.
Estamos jodidos
menéame