"Y entonces se dio cuenta de por qué estaba pensando así.
Era porque quería que hubiera conspiradores. Era mucho mejor imaginar a un grupo de hombres en una habitación llena de humo, enloquecidos e impulsados al cinismo por el poder y los privilegios, conspirando mientras se bebían su coñac. Uno tenía que aferrarse a aquella clase de imágenes, porque si no tal vez se viera obligado a afrontar el hecho de que las cosas malas pasaban porque la gente normal y corriente, la misma que cepillaba a su perro y contaba cuentos a sus niños en la cama, era capaz de salir después a la calle y hacerle cosas horribles a otra gente normal y corriente. Era mucho más fácil echarles la culpa a Ellos. Resultaba del todo deprimente pensar que Ellos eran Nosotros. Si eran Ellos, entonces nada era culpa de nadie. Pero si éramos Nosotros, ¿qué decía eso de Mí? Al fin y al cabo Yo soy uno de Nosotros. Por fuerza. Ciertamente nunca he pensando en Mí mismo como uno de Ellos. Siempre somos uno de Nosotros. Y son Ellos los que hacen las cosas malas."
Extracto de la novela ¡Voto a Bríos!
Comentarios
#0 Interesante fragmento. Me recuerda a los que imaginan conspiraciones en forma de grupos de whatsapp para coordinar votos en menéame, cuando la cola de pendientes está a la vista de todo el mundo por igual y las propias afinidades políticas e ideológicas de la gente (sean del palo que sean) ya producen patrones de votos por sí solas, sin que haga falta ninguna coordinación de ninguna especie.
Me temo que ambas opciones no son excluyentes. Falsa dicotomía.