El anverso de la piedra representa a un hombre y una mujer, lo que sugiere un retrato familiar en memoria del difunto. La vestimenta y el estilo de las figuras, señaló, ofrecen una perspectiva de la vida cotidiana y el tejido social de las comunidades de la época romana en la región. Añadió que la inscripción que la acompaña contiene información sobre la persona enterrada allí.

Limira (Turquía) era una de las ciudades más importantes de la antigua Licia. Los historiadores sabían que el dios principal que se veneraba en la ciudad era Zeus, gracias a una serie de inscripciones epigráficas descubiertas en 1982 que confirmaron la existencia de este templo. Pero su ubicación era desconocida. Los arqueólogos llevaban más de cuatro décadas buscándolo bajo capas de historia, piedras y naranjos. Hasta ahora.

Su elaborada cabellera, coronada por un diadema, y los restos de policromía que se conservan de manera óptima en la superficie del mármol, delatan una factura de altísima calidad. Los paralelos formales más directos e inequívocos se encuentran en las korai de la Acrópolis de Atenas, lo que permite datar la obra en los albores del siglo V antes de Cristo.

Único fuera de Roma. Los arqueólogos señalan que sólo se encuentran representaciones similares en tres tumbas subterráneas de Italia: en las catacumbas romanas de Priscila, Domitila y Calixto. La escena recién descubierta representa a un Cristo joven imberbe, con una túnica sencilla, que lleva sobre sus hombros un carnero con grandes cuernos, flanqueado simétricamente por dos machos cabríos.

Arqueólogos encontraron las ruinas perdidas de un templo ceremonial, cubierto de arena y de entre 4000 y 5000 años de antigüedad, en el noroeste de Perú. Posteriormente, se encontraron los restos óseos de tres adultos ocultos entre los muros. Las ruinas incluyen frisos con imágenes de gatos, garras de reptil y un cuerpo humano con cabeza de ave. Los diseños se conservan en yeso fino, lo que ha ayudado a los científicos a determinar la edad exacta del sitio y los orígenes de la religión.

Dos lanzas de hierro con ornamentación en oro. Una datación de la resina de abedul (interpretada como pegamento/sello de una funda alrededor de la punta de una lanza) sitúa las lanzas en el período aproximado del 900 al 830 a. C., convirtiéndolas en las de hierro más antiguas de Dinamarca hasta la fecha (Período V de la Edad de Bronce). Las radiografías de la lanza mejor conservada muestran varias incrustaciones circulares de oro a lo largo de la hoja; la longitud conservada es de 47 cm, y se estima que la longitud total rondaba los 60 cm.