Un sistema de túneles tallados en la toba del Nahal ‘Amal, datado en los siglos XIV y XV, evidencia el uso de agua salobre para generar energía mecánica, redefiniendo el paisaje industrial medieval del valle de Bet She’an. A diferencia de los acueductos abiertos, comunes en el periodo romano y bizantino, esta red es subterránea, adaptación crucial a las particulares condiciones geológicas del valle y a la naturaleza salina de los manantiales locales, cuyo caudal era estable pero no apto para el consumo o el riego extensivo.