La Fábrica de Sombreros, presentaron ante el juzgado, en vano, sus alegaciones. Las
acompañaron de un amplísimo dossier de actividades realizadas desde
mayo del año pasado. El poder judicial hace prevalecer los derechos de
la propiedad, el grupo inmobiliario Tempa, sobre cualquier otra
consideración. Y el Estado, a través de la Policía, pone todos sus
medios para cumplir esta orden. Hasta ayer el edificio estaba vivo,
había sido patrimonializado. Hace una semana estuvimos impartiendo
clase allí del máster de Gestión Social del Hábitat. ¿Qué mejor
lugar que ese, en ese momento, para hablar de las experiencias llevadas
a cabo por la iniciativa social para mantener vivo el barrio en las
últimas décadas? Iniciativas que, en muchos casos, han sido
antagónicas con los intereses del mercado, demasiadas veces respaldados
por la forma dominante de entender el papel de la administración
pública bajo los vientos neoliberales. Hasta hace una década
funcionaba aún el edificio como fábrica de sombreros. Desde mi casa,
escuchábamos todas las mañanas la sirena que indicaba el inicio de la
jornada laboral. De allí salían sombreros para todo el mundo. Hoy, el
edificio está clínicamente muerto. ¿Qué podemos aprender de este
episodio?
Publicado el 4 de junio de 2009 *en /El Correo de Andalucía/*
Por Esteban de Manuel, director del máster en Gestión Social del
Hábitat.
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La Fábrica de Sombreros, presentaron ante el juzgado, en vano, sus alegaciones. Las
acompañaron de un amplísimo dossier de actividades realizadas desde
mayo del año pasado. El poder judicial hace prevalecer los derechos de
la propiedad, el grupo inmobiliario Tempa, sobre cualquier otra
consideración. Y el Estado, a través de la Policía, pone todos sus
medios para cumplir esta orden. Hasta ayer el edificio estaba vivo,
había sido patrimonializado. Hace una semana estuvimos impartiendo
clase allí del máster de Gestión Social del Hábitat. ¿Qué mejor
lugar que ese, en ese momento, para hablar de las experiencias llevadas
a cabo por la iniciativa social para mantener vivo el barrio en las
últimas décadas? Iniciativas que, en muchos casos, han sido
antagónicas con los intereses del mercado, demasiadas veces respaldados
por la forma dominante de entender el papel de la administración
pública bajo los vientos neoliberales. Hasta hace una década
funcionaba aún el edificio como fábrica de sombreros. Desde mi casa,
escuchábamos todas las mañanas la sirena que indicaba el inicio de la
jornada laboral. De allí salían sombreros para todo el mundo. Hoy, el
edificio está clínicamente muerto. ¿Qué podemos aprender de este
episodio?
Publicado el 4 de junio de 2009 *en /El Correo de Andalucía/*
Por Esteban de Manuel, director del máster en Gestión Social del
Hábitat.