Por fuera son grandes y desconsiderados, y siempre parece que saben lo que hacen. Pero por dentro, siguen siendo exactamente igual que han sido siempre. Como cuando tenían tu edad. La verdad es que los adultos no existen. Ni uno solo, en todo el mundo.
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Es curioso como en España es ignorada una forma de enfocar la humanización de las ciudades que no pase por dejar a estas ciudades más antipáticas y feas e inhumanas.