Hola a todos:
En primer lugar, estoy con Beatriz en que el mercado laboral tiene suficiente demanda para cubrir las necesidades de los arqueólogos; el problema es que muchos no podemos dedicarnos a la Arqueología por culpa de la precariedad de los trabajos. Nadie se ha quejado de que haya que viajar, todos los que decidimos estudiar Arqueología contábamos con ello, y a pesar de éllo–o tal vez, precisamente por éso- seguimos con nuestra vocación. De lo que nos quejamos es de nuestras condiciones laborales:
Trabajamos más de 8 horas al día picando, paleando y cargando carretillas y espuertas a la intemperie, sin una caseta para refugiarte, haga frío o calor, llueva, nieve o granice. No tenemos algo tan básico como un lavabo donde quitarnos el barro -o los restos de huesecillos de muertos romanos- de las manos antes de comer o donde beber agua (cada uno se trae su agua de casa, y si se le gasta, mala suerte).
Comemos tirados en el suelo, la comida fría en invierno; en verano, ponemos el tupper en el suelo por la mañana, y a la hora de la comida, ya está caliente...y si llueve, pues comemos bajo la lluvia y sentados en el barro (en muchos de los casos ni siquiera hay un coche cerca para meterse dentro, ya que el yacimiento está inaccesible).
Si a alguno le da un desmayo por estar picando a las 4 de la tarde bajo el sol en pleno mes de agosto, o tiene algún accidente laboral), no hay una sola sombra o caseta donde cobijarle mientras acuden los servicios de emergencias.
Tampoco tenemos aseos: el que tenga una necesidad, se busca una zanja por donde no pase la gente, y allá se las compone como pueda (podéis imaginar la cantidad de infecciones, sobre todo ciertos días en el caso de las mujeres, o la situación tan agradable que se da el día que uno viene con el estómago algo descompuesto).
Si uno se siente enfermo, no puede faltar al trabajo, porque te despiden: son contratos por obra y servicio, y pueden rescindirlos cuando quieran. Si tienes un accidente laboral, o una lesión como consecuencia de tu trabajo, tampoco puedes pedirte la baja, por los mismos motivos: la única opción es firmar la baja voluntaria, y pasar a engrosar la lista del paro, con tu lesión a cuestas.
No tenemos las más mínimas medidas de seguridad: tenemos que trabajar en lugares sin apuntalar, con alto riesgo de derrumbes, sin casco ni chaleco reflectante en la mayoría de los casos, entre la maquinaria pesada y camiones de una obra.
¿Y todo ésto por cuánto? Pues ahora mismo, en la Comunidad de Madrid, hay empresas que están pagando sueldos de 700€/mes a licenciados e incluso a doctores. A ver qué hipoteca puede con éso...
Como ha dicho Beatriz, el problema no es que el mercado de la Arqueología esté saturado de arqueólogos; de hecho, no es raro ver cómo en algunas excavaciones han tenido que contratar peones de obra, curritos de los de toda la vida, para poder sacar el yacimiento adelante por la falta de profesionales disponibles, con lo que eso conlleva: destrucción de patrimonio, pérdida de información…ya que ellos no son profesionales y no conocen los procedimientos a seguir en este tipo de actuaciones.
Es obligatorio por ley un informe arqueológico de cada obra que se inicia para esos preciosos pisos que alguno de los comentarios reclamaba: sin un informe que diga que no hay nada en el suelo, o que lo había, pero que se ha sacado y documentado correctamente, la constructora no puede obtener los permisos para poder empezar a construir (AH! y para que lo sepa el de los "llacimientos", la empresa de arqueología siempre cobra el trabajo,y no sólo cuando hay restos arqueológicos); somos necesarios, pero por mucha vocación que tengamos, es imposible vivir con estas condiciones y sueldos.
No pedimos nada más que unas condiciones dignas de trabajo. Por desgracia, los arqueólogos de verdad no tenemos nada que ver con Indiana o con Lara.
Saludos a todos
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En primer lugar, estoy con Beatriz en que el mercado laboral tiene suficiente demanda para cubrir las necesidades de los arqueólogos; el problema es que muchos no podemos dedicarnos a la Arqueología por culpa de la precariedad de los trabajos. Nadie se ha quejado de que haya que viajar, todos los que decidimos estudiar Arqueología contábamos con ello, y a pesar de éllo–o tal vez, precisamente por éso- seguimos con nuestra vocación. De lo que nos quejamos es de nuestras condiciones laborales:
Trabajamos más de 8 horas al día picando, paleando y cargando carretillas y espuertas a la intemperie, sin una caseta para refugiarte, haga frío o calor, llueva, nieve o granice. No tenemos algo tan básico como un lavabo donde quitarnos el barro -o los restos de huesecillos de muertos romanos- de las manos antes de comer o donde beber agua (cada uno se trae su agua de casa, y si se le gasta, mala suerte).
Comemos tirados en el suelo, la comida fría en invierno; en verano, ponemos el tupper en el suelo por la mañana, y a la hora de la comida, ya está caliente...y si llueve, pues comemos bajo la lluvia y sentados en el barro (en muchos de los casos ni siquiera hay un coche cerca para meterse dentro, ya que el yacimiento está inaccesible).
Si a alguno le da un desmayo por estar picando a las 4 de la tarde bajo el sol en pleno mes de agosto, o tiene algún accidente laboral), no hay una sola sombra o caseta donde cobijarle mientras acuden los servicios de emergencias.
Tampoco tenemos aseos: el que tenga una necesidad, se busca una zanja por donde no pase la gente, y allá se las compone como pueda (podéis imaginar la cantidad de infecciones, sobre todo ciertos días en el caso de las mujeres, o la situación tan agradable que se da el día que uno viene con el estómago algo descompuesto).
Si uno se siente enfermo, no puede faltar al trabajo, porque te despiden: son contratos por obra y servicio, y pueden rescindirlos cuando quieran. Si tienes un accidente laboral, o una lesión como consecuencia de tu trabajo, tampoco puedes pedirte la baja, por los mismos motivos: la única opción es firmar la baja voluntaria, y pasar a engrosar la lista del paro, con tu lesión a cuestas.
No tenemos las más mínimas medidas de seguridad: tenemos que trabajar en lugares sin apuntalar, con alto riesgo de derrumbes, sin casco ni chaleco reflectante en la mayoría de los casos, entre la maquinaria pesada y camiones de una obra.
¿Y todo ésto por cuánto? Pues ahora mismo, en la Comunidad de Madrid, hay empresas que están pagando sueldos de 700€/mes a licenciados e incluso a doctores. A ver qué hipoteca puede con éso...
Como ha dicho Beatriz, el problema no es que el mercado de la Arqueología esté saturado de arqueólogos; de hecho, no es raro ver cómo en algunas excavaciones han tenido que contratar peones de obra, curritos de los de toda la vida, para poder sacar el yacimiento adelante por la falta de profesionales disponibles, con lo que eso conlleva: destrucción de patrimonio, pérdida de información…ya que ellos no son profesionales y no conocen los procedimientos a seguir en este tipo de actuaciones.
Es obligatorio por ley un informe arqueológico de cada obra que se inicia para esos preciosos pisos que alguno de los comentarios reclamaba: sin un informe que diga que no hay nada en el suelo, o que lo había, pero que se ha sacado y documentado correctamente, la constructora no puede obtener los permisos para poder empezar a construir (AH! y para que lo sepa el de los "llacimientos", la empresa de arqueología siempre cobra el trabajo,y no sólo cuando hay restos arqueológicos); somos necesarios, pero por mucha vocación que tengamos, es imposible vivir con estas condiciones y sueldos.
No pedimos nada más que unas condiciones dignas de trabajo. Por desgracia, los arqueólogos de verdad no tenemos nada que ver con Indiana o con Lara.
Saludos a todos