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Reconocidos principalmente por sus carreras en solitario, Joe Satriani y Steve Vai han llevado carreras con similitudes curiosas y muchos puntos de unión.
The Hateful Eight. Y ocho odiosas razones para verla o no verla, para disfrutarla o quizás poner en duda al genio de Knoxville.
Las segundas partes, lejos de no ser buenas, pueden ser mejores. Desde 1974, año del estreno de la segunda parte de El Padrino, esta afirmación es un axioma universal. Aquello de que las segundas partes nunca fueron buenas se demostró erróneo.
Oliver Sacks, famoso neurólogo y divulgador, se aleja de la temática predominante en su obra y nos acerca a la diversidad natural y cultural de Oaxaca y de México, a través de un viaje de reconocimiento de helechos.
Hay a quien le gusta decir que todo lo que aprendió lo hizo en la calle, o del fútbol —como Camus—, o de correr —como Murakami—. Yo, particularmente, soy de los que les gusta decir la boutade de que todo lo que sé de la vida lo aprendí de las pelis de gángsters, y más en concreto, de El Padrino, en cada una de sus partes.
El Pirata, auténtica institución del rock en la radio española, nos cuenta que se necesita para ser rockero y no morir en el intento.
Reconocidos principalmente por sus carreras en solitario, Joe Satriani y Steve Vai han llevado carreras con similitudes curiosas y muchos puntos de unión.
The Hateful Eight. Y ocho odiosas razones para verla o no verla, para disfrutarla o quizás poner en duda al genio de Knoxville.
Las segundas partes, lejos de no ser buenas, pueden ser mejores. Desde 1974, año del estreno de la segunda parte de El Padrino, esta afirmación es un axioma universal. Aquello de que las segundas partes nunca fueron buenas se demostró erróneo.
Oliver Sacks, famoso neurólogo y divulgador, se aleja de la temática predominante en su obra y nos acerca a la diversidad natural y cultural de Oaxaca y de México, a través de un viaje de reconocimiento de helechos.
Hay a quien le gusta decir que todo lo que aprendió lo hizo en la calle, o del fútbol —como Camus—, o de correr —como Murakami—. Yo, particularmente, soy de los que les gusta decir la boutade de que todo lo que sé de la vida lo aprendí de las pelis de gángsters, y más en concreto, de El Padrino, en cada una de sus partes.
El Pirata, auténtica institución del rock en la radio española, nos cuenta que se necesita para ser rockero y no morir en el intento.