El caso es que ya estamos en ese punto de inflexión, donde unos pocos dominan el trabajo de muchos, las élites acaparan y se aseguran de tener el poder. Estamos en el punto en que la tecnología puede revolucionar el mundo y hacerlo mejor para todos, pero no se permite, porque muchos no se dan cuenta del momento actual o tienen miedo al cambio, y los que se dan cuenta aprovechan para afianzar una posición relevante(que tarde o temprano caerá).
El problema es que hace falta dar más valor a la cultura, el conocimiento y el pensamiento critico propio. Pero con la inercia que se tiene del pasado ese cambio es tan lento como destructor.
Hay que cambiar el concepto, asumirlo y trabajar con el para mejorar en global. Ya no existen fronteras, pero la gente las quiere por miedo, de ahí los nacionalismos y comportamientos egoístas que presentan algunos países actualmente.
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El caso es que ya estamos en ese punto de inflexión, donde unos pocos dominan el trabajo de muchos, las élites acaparan y se aseguran de tener el poder. Estamos en el punto en que la tecnología puede revolucionar el mundo y hacerlo mejor para todos, pero no se permite, porque muchos no se dan cuenta del momento actual o tienen miedo al cambio, y los que se dan cuenta aprovechan para afianzar una posición relevante(que tarde o temprano caerá).
El problema es que hace falta dar más valor a la cultura, el conocimiento y el pensamiento critico propio. Pero con la inercia que se tiene del pasado ese cambio es tan lento como destructor.
Hay que cambiar el concepto, asumirlo y trabajar con el para mejorar en global. Ya no existen fronteras, pero la gente las quiere por miedo, de ahí los nacionalismos y comportamientos egoístas que presentan algunos países actualmente.