Pero no hay forma de destruir el Sistema sin dañar a miles de personas inocentes; no hay otra alternativa. Es un cáncer demasiado arraigado en nuestra sociedad. Y si no destruimos el Sistema antes de que nos destruya a nosotros, si no erradicamos este cáncer, nuestra raza entera perecerá.
Me lo leí hace veinte años tras verlo nombrado en un artículo. Empieza duro, pero se va poniendo cada vez peor y peor. Llega un momento en que el autor se quita la máscara y comienza a soltar perla tras perla...
Nota para el lector: "Afro" se refiere a la raza negra o africana, que, hasta su repentina desaparición durante la Gran Revolución, ejerció una influencia cada vez más perjudicial en la cultura y el estilo de vida de los habitantes de Norteamérica.
Tel Aviv fue la ciudad más grande de Palestina durante el período de ocupación judía de ese desafortunado país en la Era Antigua. Las ruinas de la ciudad siguen siendo demasiado radiactivas para la habitación humana.
Reflexionando sobre los sucesos del sábado, me sorprende no sentir remordimiento alguno por haber matado a aquellas dos blancas. Hace seis meses no me imaginaba matando con calma a una adolescente blanca, por muy mal que hubiera actuado. Pero últimamente he adquirido una visión más realista de la vida. Entiendo que aquellas chicas estaban con los negros solo porque las escuelas, las iglesias y la cultura popular superficial que el sistema les inculca a los jóvenes las habían infectado con el virus del liberalismo. Supongo que, si hubieran crecido en una sociedad sana, habrían tenido orgullo de su raza.
Hemos descubierto que la tiranía no es tan impopular entre el pueblo estadounidense.
Hace unos seis meses, la Organización comenzó a tratar a los estadounidenses de forma realista, por primera vez: como un rebaño de ganado. Como ya no responden a un discurso idealista, apelamos a lo que entienden: el miedo y el hambre. Les quitaremos la comida de la mesa y
#10 A mi pesar, doy absoluta fe. Menudo viaje me dieron a Bolivia. En cinco lugares, cinco grupos diferentes de israelíes, cinco conflictos diferentes: regateando a una pobre mujer por un billete de bus de precio fijo, riéndose porque otra no hablaba inglés, obligando a retrasar un viaje en autobús si no iban todos juntos, armando bulla en un hotel hasta las tantas, intentando colarse en el barco a Titicaca...
Vivo en un país donde las razas peligrosas de perros están prohibidas, y por algún motivo, habría que estudiarlo, apenas ha habido ataques de perros desde que se registran.
En una visita a Bolivia flipé con los turistas israelís, en tres ocasiones la liaron (grupos diferentes).
1. En un desplazamiento de larga distancia en autobús (eran dos autocares) se negaron a que saliera el convoy si no viajaban todos juntos en el mismo autobús (porque sí, porque yo lo valgo). Al final como aquello no arrancaba, me ofrecí yo junto a otros dos para cambiarme al otro autobús para que pudieran ir todos juntos. (No es que fuera uno solo; eran a lo mejor dos grupos separados de tres y cuatro).
2. En el barco que llevaba a la isla del lago Titicaca, había otro grupo delante de mí y comenzaron a burlarse de la boliviana indígena que estaba cobrando los cuatro duros que costaba el trayecto porque no hablaba inglés. Se rieron de ella y le exigieron un descuento de manera muy despectiva.
3. Por la noche en uno de mis hoteles hubo algarabía constante. Salí al pasillo, y efectivamente, estaban hablando la lengua elegida y comportándose como ingleses en Magaluf.
Había alguna más pero se me ha olvidado. Entre esto y la experiencia de mi mujer que trabajó en un bed&breakfast, no nos quedan dudas del premio al turista más desconsiderado.
Una solución tirando a sencilla es joderle la cornamenta al ciervo para que su valor cinegético caiga en picado, al igual que cortan los cuernos a los rinocerontes para que los gilipollas de tal continente no lo maten para usar el apéndice como viagra.
Islandia no tenía ejército, España sí.
El franquismo aislado convenía más a las potencias aliadas que abrir la puerta a la más mínima posibilidad de la expansión de la influencia soviética.