CRÓNICAS DE UNAS MUERTES FALSAMENTE ANUNCIADAS O ALGUNOS ARGUMENTOS A FAVOR DEL INTERCAMBIO DE FICHEROS POR INTERNET
Carlos Muñoz Mendoza, desde Bruselas
La copia informática que la industria llama piratería forma parte de un proceso histórico difícil de parar.
Cuando apareció el primer magnetófono se decía que el disco de vinilo iba a morir porque todo el mundo copiaría los discos de sus cantantes favoritos en cintas, las famosas casetes. Pero los discos sobrevivieron incluso tras la apariciόn de las cadenas Hi Fi con dos pletinas que facilitaba el trabajo y aumentaba la calidad de las grabaciones.
Cuando apareció la televisión y se proyectaban las primeras películas en su programaciόn se empezό de nuevo a decir que nadie más iría ya a las salas de proyección, y que la industria del cine desaparecería, o produciría directamente para la televisiόn.
El futuro del cine se dibujό aύn más negro cuando apareció el vídeo. ¡Aquello sí que iba a ser la muerte del cine! porque todo el mundo copiaría las peliculas que se pasaran por la televisión en las cintas de vídeo VHS.
Cuando apareciό la fotocopiadora las alarmas sonaron de nuevo pensando en la fragilidad en que ponía a la industria del libro. Era tan facil fotocopiar todo lo que quisiéramos y de manera selectiva que ¿quién compraría libros! Bastaría con ir a una biblioteca y fotocopiarlo.
Aύn más, cuando aparecieron los primeros tranvías en Londres, hubo un gremio que se soliviantό y los atacaba a pedradas: eran los zapateros que veín en ese ingenio un peligro a su supervivencia, en efecto, ahora la gente no gastará las suelas, pensaban en su ingenuidad.
La industria ha sabido siempre evolucionar y adaptarse, pero es lógico que defiendan sus intereses económicos con uñas y dientes y que insulten tratando de “piratas” a aquellos que descargan archivos de imagen o mύsica.
La copia por Internet también tiene ventajas:
Internet sirve a muchos grupos musicales para darse a conocer porque no están aceptados por las grandes casas discográficas. Es un canal alternativo y más libre defendido por numerosos artistas.
La copia de música, de películas o de libros, democratiza la cultura al ponerla al alcance de colectivos que no disponen de los medios económicos suficientes. La copia es la única forma de acceso a la cultura de una gran parte de la juventud.
Más cínicamente, pero no menos real como argumento es que, muy a menudo, el que descarga una canción, de todas maneras nunca la hubiera comprado si hubiera tenido que pagar algo de dinero por ella. Por esa razόn, decir que la industria ha perdido dinero por que ha perdido un cliente, es una falacia.
Las multinacionales se quejan mucho pero su lenguaje es hipócrita. ¿Quién protesta porque la gente copia la música de “sus” cantantes: Sony. Pero, al mismo tiempo ¿Quién fabrica lectores mp3 para escuchar música descargada de la red: Sony, ¿quién fabrica lectores Divx para ver las películas descargadas por Internet? Sony, ¿quién fabrica los discos CD-R para compilar todas esas canciones: Sony también. En el precio de todo ello, existe incluido también un canon que pagamos a la compra.
Pero el cinismo también llega a las grandes “stars” ¿Cómo es posible que un artista de cine que cobra 20 millones de euros por un film pueda exigir a un joven amante de la música o del cine pero con escasos recursos, que no copie una de sus películas porque eso “arruina” a la industria y le perjudica personalmente?
Los verdaderos artistas viven de las giras y de los conciertos en directo. A un verdadero músico, (no un producto de laboratorio de mezclas de los estudios de grabación de una multinacional) le es más rentable la existencia de 10.000 “piratas” que luego van a asistir a su concierto en directo, y pagar una entrada completa, que 10.000 personas que compran su disco (pero cuyos beneficios van a parar en un 95 % a la casa discográfica).
Con Internet los artistas se comunican directamente con sus audiencias y sus fans, sin el filtro comercial de la multinacional discográfica.
Por otro lado, la descarga de canciones puede considerarse como una muestra publicitaria. Los fans de verdad compran el disco original y además asisten a los conciertos.
¿Por que hay tantos artistas que no critican la copia por internet? ( Börj, Courtney Love). Incluso jueces han declarado recientemente que la copia sin fines comerciales no es ilegal.
Muchos músicos, autores de canciones de enorme éxito en los años 60 y 70, han muerto en la pobreza y el abandono más total, y los beneficios que generan aύn sus canciones siguen yendo a compañías discográficas que son los propietarios de los derechos desde hace décadas.
A pesar de los millones de descargas las ventas de música no han descendido. ¿Dónde están las pruebas de que las descargas dañan el negocio? Al contrario, las descargas atraen a muchísima más gente al mundo de la música y crean más demanda.
La industria tiene una larga vida por delante y está abocada a adaptarse a la Tercera Revolución de la Democratización de la Cultura que representa Internet (después de la invención de la escritura y la invención de la imprenta).
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CRÓNICAS DE UNAS MUERTES FALSAMENTE ANUNCIADAS O ALGUNOS ARGUMENTOS A FAVOR DEL INTERCAMBIO DE FICHEROS POR INTERNET
Carlos Muñoz Mendoza, desde Bruselas
La copia informática que la industria llama piratería forma parte de un proceso histórico difícil de parar.
Cuando apareció el primer magnetófono se decía que el disco de vinilo iba a morir porque todo el mundo copiaría los discos de sus cantantes favoritos en cintas, las famosas casetes. Pero los discos sobrevivieron incluso tras la apariciόn de las cadenas Hi Fi con dos pletinas que facilitaba el trabajo y aumentaba la calidad de las grabaciones.
Cuando apareció la televisión y se proyectaban las primeras películas en su programaciόn se empezό de nuevo a decir que nadie más iría ya a las salas de proyección, y que la industria del cine desaparecería, o produciría directamente para la televisiόn.
El futuro del cine se dibujό aύn más negro cuando apareció el vídeo. ¡Aquello sí que iba a ser la muerte del cine! porque todo el mundo copiaría las peliculas que se pasaran por la televisión en las cintas de vídeo VHS.
Cuando apareciό la fotocopiadora las alarmas sonaron de nuevo pensando en la fragilidad en que ponía a la industria del libro. Era tan facil fotocopiar todo lo que quisiéramos y de manera selectiva que ¿quién compraría libros! Bastaría con ir a una biblioteca y fotocopiarlo.
Aύn más, cuando aparecieron los primeros tranvías en Londres, hubo un gremio que se soliviantό y los atacaba a pedradas: eran los zapateros que veín en ese ingenio un peligro a su supervivencia, en efecto, ahora la gente no gastará las suelas, pensaban en su ingenuidad.
La industria ha sabido siempre evolucionar y adaptarse, pero es lógico que defiendan sus intereses económicos con uñas y dientes y que insulten tratando de “piratas” a aquellos que descargan archivos de imagen o mύsica.
La copia por Internet también tiene ventajas:
Internet sirve a muchos grupos musicales para darse a conocer porque no están aceptados por las grandes casas discográficas. Es un canal alternativo y más libre defendido por numerosos artistas.
La copia de música, de películas o de libros, democratiza la cultura al ponerla al alcance de colectivos que no disponen de los medios económicos suficientes. La copia es la única forma de acceso a la cultura de una gran parte de la juventud.
Más cínicamente, pero no menos real como argumento es que, muy a menudo, el que descarga una canción, de todas maneras nunca la hubiera comprado si hubiera tenido que pagar algo de dinero por ella. Por esa razόn, decir que la industria ha perdido dinero por que ha perdido un cliente, es una falacia.
Las multinacionales se quejan mucho pero su lenguaje es hipócrita. ¿Quién protesta porque la gente copia la música de “sus” cantantes: Sony. Pero, al mismo tiempo ¿Quién fabrica lectores mp3 para escuchar música descargada de la red: Sony, ¿quién fabrica lectores Divx para ver las películas descargadas por Internet? Sony, ¿quién fabrica los discos CD-R para compilar todas esas canciones: Sony también. En el precio de todo ello, existe incluido también un canon que pagamos a la compra.
Pero el cinismo también llega a las grandes “stars” ¿Cómo es posible que un artista de cine que cobra 20 millones de euros por un film pueda exigir a un joven amante de la música o del cine pero con escasos recursos, que no copie una de sus películas porque eso “arruina” a la industria y le perjudica personalmente?
Los verdaderos artistas viven de las giras y de los conciertos en directo. A un verdadero músico, (no un producto de laboratorio de mezclas de los estudios de grabación de una multinacional) le es más rentable la existencia de 10.000 “piratas” que luego van a asistir a su concierto en directo, y pagar una entrada completa, que 10.000 personas que compran su disco (pero cuyos beneficios van a parar en un 95 % a la casa discográfica).
Con Internet los artistas se comunican directamente con sus audiencias y sus fans, sin el filtro comercial de la multinacional discográfica.
Por otro lado, la descarga de canciones puede considerarse como una muestra publicitaria. Los fans de verdad compran el disco original y además asisten a los conciertos.
¿Por que hay tantos artistas que no critican la copia por internet? ( Börj, Courtney Love). Incluso jueces han declarado recientemente que la copia sin fines comerciales no es ilegal.
Muchos músicos, autores de canciones de enorme éxito en los años 60 y 70, han muerto en la pobreza y el abandono más total, y los beneficios que generan aύn sus canciones siguen yendo a compañías discográficas que son los propietarios de los derechos desde hace décadas.
A pesar de los millones de descargas las ventas de música no han descendido. ¿Dónde están las pruebas de que las descargas dañan el negocio? Al contrario, las descargas atraen a muchísima más gente al mundo de la música y crean más demanda.
La industria tiene una larga vida por delante y está abocada a adaptarse a la Tercera Revolución de la Democratización de la Cultura que representa Internet (después de la invención de la escritura y la invención de la imprenta).