En todo caso lo pagarán los dueños de los robots porque éstos serán nuestros esclavos. Si algo nos ha enseñado la historia es que maravillosas infraestructuras y una economía puntera son siempre realizables como resultado de una eficaz aplicación de la esclavitud. Ahora con los robots la ventaja es que tendremos menos cargos de conciencia.
Una de las firmantes, Virgina Martínez, explica, por ejemplo, que lleva una semana “a lechuga y té” porque no tiene dinero ni para el desplazamiento a la universidad.
¿Una estudiante universitaria tomando té? Esta noticia es un invent como un piano.