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"La democracia –solía decir Winston Churchill– es el sistema político en el cual cuando alguien llama a la puerta de la calle a la seis de la mañana, se sabe que es el lechero". Bajo esa atinada premisa del gran estadista británico, Venezuela ya no es una democracia, porque de madrugada puede llamar un carcelero de Nicolás Maduro.
Luego de El Silencio de los Corderos, no ha existido alguna película de terror y suspenso que haya impresionado a la crítica o al público, sin embargo, esto puede cambiar durante la próxima estación del año.
Venezuela, cita obligada de una parte importante de la emigración española, especialmente canaria y gallega en los años 50 del pasado siglo, era un lugar de sueños no siempre de dulce despertar, donde pareciera que lo único a administrar fuera la abundancia.
"La democracia –solía decir Winston Churchill– es el sistema político en el cual cuando alguien llama a la puerta de la calle a la seis de la mañana, se sabe que es el lechero". Bajo esa atinada premisa del gran estadista británico, Venezuela ya no es una democracia, porque de madrugada puede llamar un carcelero de Nicolás Maduro.
Luego de El Silencio de los Corderos, no ha existido alguna película de terror y suspenso que haya impresionado a la crítica o al público, sin embargo, esto puede cambiar durante la próxima estación del año.
Venezuela, cita obligada de una parte importante de la emigración española, especialmente canaria y gallega en los años 50 del pasado siglo, era un lugar de sueños no siempre de dulce despertar, donde pareciera que lo único a administrar fuera la abundancia.