No es más que el resultado de la Lucha de Clases. Una sociedad que protege a sus menores y aleja del fantasma de la pobreza y del hambre, es una sociedad sana y progresista; lo contrario, detraer una alimentación básica de niñ@s para reducir el impuesto de los que todo lo tienen, es un síntoma de injusticia social y clasismo, una sociedad enferma.
Lo dicho, es la Lucha de Clases.
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Este quehacer, de pensar que todo es nuestro y justifica por múltiples razones personales en el uso de lo común se tiene que acabar. El agua es un bien escaso que hay que ordenar y en todo caso, perseguir con saña a l@s que hacen un uso espurio de ello, como ha ocurrido recientemente en Aznalcazar y Pilas en Sevilla, por un hijo de la duquesa de Alba, con múltiples pozos ilegales de agua para regar naranjos gourmet. El resultado, es la destrucción de un hábitat único como Doñana, o la desecación de ríos en la provincia de Málaga, donde no dudan en sembrar productos tropicales que requieren cantidades de agua que no tienen. Ahora, múltiples pueblos sufren de recortes en el consumo de agua para beber y no digamos del uso en campos del golf o para el turismo que pagamos tod@s.
¡Este quehacer se tiene que acabar! hay que racionalizar el uso del agua y hacerlo ya.