¡Es sorprendente!
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Todo esto me recuerda una historia:
Una mañana llegó a las puertas de la ciudad un mercader árabe y allí se encontró con un pordiosero medio muerto de hambre. Sintió pena por él y le socorrió dándole dos monedas de cobre. Horas más tarde, los dos hombres volvieron a coincidir cerca del mercado:
¿Qué has hecho con las dos monedas que te he dado?- preguntó el mercader.
-Con una de ellas me he comprado pan, para tener DE QUE VIVIR, con la otra me he comprado una rosa, para tener POR QUÉ VIVIR.
Saludos