Personalmente, estoy radicalmente en contra de ese intento por culpabilizarnos a todos con el tan manido “hemos vivido por encima de nuestras posibilidades”. Porque yo no tengo conciencia de haberlo hecho (quizás podría haberme ahorrado 40 copas, o 2 viajes, o 7 discos, o 10 libros, sí, pero lo saqué ahorrando de otro lado). Ni me parece que mi familia, mis amigos o la mayoría de la sociedad lo hayan hecho. Sin embargo, sí es cierto que el mayor problema puede haber sido esa complicidad o, al menos, indiferencia cuando caminábamos al desastre: nosotros no hemos robado, nosotros no hemos abusado y nosotros no hemos tenido una gestión nefasta. Pero es verdad que lo sorprendente, como dijo Luther King, no es que los hombres malos actúen mal, sino los buenos sean indiferentes. Por eso hay que demostrar que no somos ni malos, ni tontos, ni indiferentes. Y pararles los pies a los que son malos, van de listos e, insistamos, sí, son pocos y cobardes.
Portada
mis comunidades
otras secciones
Personalmente, estoy radicalmente en contra de ese intento por culpabilizarnos a todos con el tan manido “hemos vivido por encima de nuestras posibilidades”. Porque yo no tengo conciencia de haberlo hecho (quizás podría haberme ahorrado 40 copas, o 2 viajes, o 7 discos, o 10 libros, sí, pero lo saqué ahorrando de otro lado). Ni me parece que mi familia, mis amigos o la mayoría de la sociedad lo hayan hecho. Sin embargo, sí es cierto que el mayor problema puede haber sido esa complicidad o, al menos, indiferencia cuando caminábamos al desastre: nosotros no hemos robado, nosotros no hemos abusado y nosotros no hemos tenido una gestión nefasta. Pero es verdad que lo sorprendente, como dijo Luther King, no es que los hombres malos actúen mal, sino los buenos sean indiferentes. Por eso hay que demostrar que no somos ni malos, ni tontos, ni indiferentes. Y pararles los pies a los que son malos, van de listos e, insistamos, sí, son pocos y cobardes.