Tras recorrer a pie los más de 530 kilómetros que separan Potosí y La Paz, y mantener movilizaciones durante más de un mes en la sede del gobierno Boliviano, cientos manifestantes regresaban a casa con un protagonista inesperado. Petardo, un can que siempre iba a la cabeza de la marcha e incluso salió lastimado por la policía. Las personas que salieron a recibir a los marchistas ovacionaron al animal. Tanta bravura demostró en las reivindicaciones que la ciudad le va a erigir una estatua como símbolo de la lucha y la dignidad potosina.
Comentarios
A favoritos, para cerrar la boca a todos los seudoanimalistas que critican el uso de petardos porque (supuéstamente) asustan a los perros.
Vale, algunos se asustan, pero eso es porque los dueños les han enseñado a ser asustadizos.
Pobre perro. El amo debía tenerle poco aprecio para ponerle ese nombre