Estruch Tobella, filólogo, historiador y experto becqueriano, es uno de los que desmitifica ese retrato del poeta como perfecto modelo romántico. Ha prevalecido una imagen de Bécquer que personifica «todos los tópicos del sentimentalismo casero del que él mismo se había burlado», dice. De él ha trascendido la imagen de poeta enamorado, pobre, soñador y angelical, el arquetipo del Romanticismo. Y, sin embargo, se codeó con el poder, fue un periodista influyente, incluso censor de novelas.
Comentarios
Sólo les ha faltado decir que hoy en día sería voxemita.
Nunca he oído nada parecido
buen poeta y mejor tenista