Andrés Gómez Gordo había dejado el servicio activo para trabajar con la presidenta castellano-manchega cuando contactó con el chófer del extesorero. El inspector jefe se incorporó a la brigada política en su regreso a la Policía y a los seis meses Fernández Díaz le condecoró con una medalla pensionada. Cobró del frustrado proyecto de la Ciudad de la Justicia y conoció al chófer que hizo de topo en casa de los Bárcenas durante su etapa como asesor de Granados..
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Ahora es cuando los empresarios corruptores se van de rositas. Caen los putos mindundis pringaos.