Oda a mi querida taza de té

Descabezada y todo me gustas imperfecta casi rota, compañera de la ventana amanecida, eres eso y poco más, que no es poco para mí.

Tan frágil, te presentas cotidiana, real, como no soy yo real, porque a veces me finjo, evito reflejarme en los espejos, o en las superficies pulidas,de las barras de los bares que ya no frecuento, por no verme juzgado por mí mismo, ya sabes…

Como tu yo soy también descabezado, roto, imperfecto. Entonces te busco y en ti me vierto, te tomo entre mis manos y me dejo en tu contorno tibio mis labios.

Oh compañera sencilla, para ti tejo estas palabras, hoy no hay luz suficiente, pero mira por donde, entre las tablas de la ventana, se entromete un halo famélico de luz y polvo, cae sobre una entrada pronunciada de mi frente, no sé por qué te me viniste y me dieron ganas de besarte, de beberte, de ver cómo se va la tarde contigo, sin solemnidades ni nada de eso, solos sin trampa ni tragedia.