El tamaño sí importa, pero no solo eso

Querido hombres:

Imagináos que estáis a punto de acostaros con una mujer. Os habéis metido mano, estáis cachondos, os quitáis la ropa y ¡Oh, sorpresa! su vagina tiene únicamente 4 cm de profundidad y es tan ancha que no sentís las paredes.

¿Importa?

Sí, sí importa.

¿Es lo único que importa, y ya no merece la pena intentarlo ni seguir?

No. Siempre se puede conseguir un orgasmo de otra manera, y pasárselo muy bien.

¿Se puede pasar una noche frustrante y horrible con una mujer con la vagina perfecta?

Sí, claro. Puede tener vaginismo, estar loca, no saber disfrutar, ponerse cachonda con algo que hace daño, etc. Lo que puede salir mal es infinito.

Pues con las pollas es igual, señores, no es tan difícil de entender.

a) Un micropene (menos de 6cm) es frustrante para la penetración. Lo es. Mucho. Pero a lo mejor el hombre sabe moverse de manera que te estimula muchísimo el clítoris con el pubis y te hace alucinar, o es un monstruo del plan B, C y D.

b) Un pene pequeño (de 6 cm a 12), pues más de lo mismo, sobretodo si es fino. Puede ser fantástico para sexo anal, si el tío sabe ser delicado y lascivo al mismo tiempo. O, si sabe ponerte psicológicamente antes de empezar, darte un orgasmo superrápido casi sin tocarte porque para cuando te va a penetrar ya estás dando palmadas con los labios menores. También puede ser alucinante si lo usa a la vez que sus manos, y las sabe usar.

c) Un pene normal y proporcionado (de 12 a 18 cm) es más versátil y está mucho mejor a nivel de posibilidades. Pues sí, pues claro. No hace daño y se presta a muchas cosas, siempre que no trate de penetrar nada que no esté relajado, lubricado y dilatado en condiciones. Eso sí, en manos de un gilipollas, un inútil o alguien que ha aprendido a follar con prostitutas o cine porno, puede hacer de tu noche un infierno, fácilmente.

d) Un pene grande y grueso (de más de 18 cm) puede hacerte que se te caiga la baba al verlo y lo flipes al penetrarte. La sensación en la penetración es muy intensa y, precisamente por ello, a veces es demasiado. Si estás excitadísima, los primeros minutos de la penetración están muy bien, eso sí... ¿Qué pasa? Si es largo y duro, el cuerpo del hombre ni te roza y tras unos minutos es como si alguien te diera puñetazos en el cervix. Para un polvo intenso y rápido, genial; para un polvo repetitivo y largo, especialmente si no estás excitadísima, lo peor. Como forme parte del cuerpo de un gilipollas, será definitivamente lo peor que te puede pasar: nauseas, revoltura y dolor de mandíbula si se empeña en empujártela en la boca; vulva y clítoris insensibles a los 10 minutos de empezar a penetrarte, que acabarán fácilmente en escozor de un par de días; si fuerza el sexo anal puede ir desde simplemente dolor hasta una visita al médico para que te arregle un desgarro y que te acuerdes de sus muertos toda tu vida (gracias, directores de porno, por cortar la parte de la peli en la que estimulan el ano de la chica durante 10 minutos antes de intentar penetrarla, que hace que ahora muchos hombres piensen que es superdiver tratar de penetrarte del tirón ¡Qué grachocho!)

¿El tamaño importa?

Sí, obviamente. ¿Cómo podéis pensar que no?

Eso sí, el cerebro importa muchísimo más.

Infinitamente.