El poder leer y el poder de leer

Abres un libro o una revista por curiosidad. Estás leyendo y puede que alguien esté hablando o que escuches algún tipo de sonido que te distraiga. No es fácil encontrar el momento o el lugar adecuado para leer. No es fácil si te resulta complicado concentrarte. Ahora mismo puede que también alguien esté leyendo entusiasmado con un libro en unas circunstancias lejos de las ideales.

Mientras lees, tu atención está puesta aquí. Por otro lado, tu intención, que no es lo mismo, puede que sea la de encontrar algún tipo de conocimiento, entretenerte o simplemente leer por leer. Hay quien le encanta leer, que es capaz de pasar las hojas incasablemente de un libro hasta terminarlo casi de golpe, y que antes de hacerlo, ya está pensando lo poco que le queda por terminar y qué leerá después. También hay quien desde que lee un poco prefiere dedicar el tiempo a otra lectura o a otra cosa.

Leer tiene beneficios inmediatos. Por ejemplo aprendes a escribir mejor. Cuando ves las palabras en papel o en pantalla te familiarizas con ellas de otra manera. Y desde que ves una palabra mal escrita algún resorte saltará en tu cerebro indicándote de que hay alguna falta ortográfica en ella.

También leer ayuda a expresarte mejor, a hablar con un vocabulario más amplio y a aprender sin darte cuenta enunciar frases sintácticamente correctas y enlazarlas de forma más fluida. Lo mejor de todo es que sabrás comunicarte mucho mejor. Todo lo que piensas o sientes sabrás verbalizarlo de una manera mucho más clara y concisa.

Si la pregunta es qué leer yo creo sencillamente lo que te gusta, ni más ni menos. Una revista, alguna página de internet, cualquier lectura informal o un libro, por muy sencillo que sea, es siempre mejor que no leer nada.

Hay libros o lecturas que te ofrecen solo entretenimiento. Con otros puede que también obtengas algún tipo de conocimiento mientras pasas el rato. Hay otros libros o lecturas que te exponen una opinión sobre un tema y hay quienes escriben sobre un tema de una forma más o menos académica.

Todo lo que tenga relación con el conocimiento dependerá de porqué lo lees. De cuál sea tu intención. No es lo mismo leer un libro de la Edad Media o de hace 20 años buscando un conocimiento que siga siendo válido hoy en día, que leerlo desde la curiosidad o desde la investigación.

También hay libros de crecimiento personal, de religión, de juegos, etc. Los géneros y los tipos de lectura son casi interminables. Cualquier aspecto de la vida o de la imaginación puede que esté reflejado de alguna manera en algún libro o revista.

Si la lectura es de actualidad o sobre nuestra realidad todo dependerá de nuestros ideales y de nuestro criterio. De nuestra capacidad de discernir dependerá distinguir los hechos de las opiniones.

Y de opiniones están llenas las redes sociales, los medios de comunicación o los libros de recomendaciones. Comentarios de todo tipo, y sobre cualquier aspecto, puedes leer en todos los formatos disponibles.

En definitiva la lectura, como cualquier otra afición, puede abstraerte totalmente. Y si es para madurar, crecer como persona o para inspirarte o estimularte en algún sentido para desarrollarte positivamente pues mejor todavía. O como decía Charles de Montesquieu: “No he conocido ningún mal que una hora de lectura no alivie.”