Joker: Cómo ser uno mismo entre la desigualdad, la enfermedad y las malas circunstancias

Escribir sobre la última película de Joker no es fácil a estas alturas. Primero por la saturación de los artículos ya escritos, y segundo por no saber si lo que voy a compartir ya está explicado, y mejor escrito de paso.

Destacar los temas que introduce la película, ya sea de forma directa o indirecta: Su desmoralizante actualidad, los problemas mentales del protagonista, la decadencia que casi se respira, la desigualdad social que plantea, etc. También otros temas que aborda la historia son la dependencia de las personas mayores o la precariedad laboral.

Sobre la película en si poco que decir en el buen sentido. Con un guión excelente, una elegante puesta en escena, y sobre todo una excepcional interpretación de Joaquin Phoenix como Joker, hacen de esta obra una experiencia audiovisual inolvidable, a la altura posiblemente, y el tiempo lo dirá, de películas como Taxi Driver por su historia, o de Psicosis por el retrato de un enfermo mental impredecible.

El argumento, al margen del universo Batman, cuenta la historia de un cómico que se gana la vida como puede, trabajando como payaso para una lúgubre empresa, mientras malvive con su madre, una señora mayor dependiente en una zona urbana desfavorecida.

Este es el primer punto en el que hace hincapié la película. La ciudad ficticia de Gotham se encuentra en una época muy problemática, con un ascenso del desempleo, del crimen y de la ruina financiera que dejará a muchos ciudadanos empobrecidos, descontentos, y sobre todo privados de derechos básicos por los recortes sociales. Esta ambientación inicial nos hará recordar una realidad parecida a la nuestra, aunque con los problemas más agudizados en esta ficción.

Por otro lado la historia se desarrolla a principios de los años 80, pero es imposible no retraernos de la actualidad, en el que los más necesitados son los más perjudicados por los recortes, como desgraciadamente sigue ocurriendo. En este caso nuestro “cómico” lo experimentará cuando se vea sin la ayuda médica necesaria y sin un trabajo estable para subsistir.

No obstante, ante esta problemática el protagonista no deja de ser consciente de lo que le pasa a su alrededor, a pesar de su desfavorable estado mental. Desgraciadamente cuando pide ayuda se verá marginado y desamparado. Incluso las personas a las que admira le darán la espalda o se burlarán de él, siendo éste el detonante final de la película. Si ya de por si está en un estado depresivo, esto le abocará a un estado más impredecible todavía.

Todo esto se verá agudizado por el desorden mental del protagonista desde que era pequeño, otro de los puntos clave sobre el que gira la película. Su principal enfermedad, como muchos expertos apuntan, es el síndrome pseudobulbar, también conocido como incontinencia afectiva. Puede que a esa enfermedad le acompañen otras, por lo que se intuye en la película, como la esquizofrenia o el trastorno bipolar.

Esto le ocasiona pasar por momentos incómodos, en las que no puede controlar sus emociones, sobre todo la risa, llamando la atención de los que le rodean, y originando reacciones negativas, tanto de rechazo como de burla.

En esta situación, y ante todo lo que va experimentando durante la película, el protagonista se dirime entre quitarse la vida directamente, acabando con todo el sufrimiento que lleva arrastrando desde que recuerda, o seguir por su afán en hacer reír a la gente, lo único que le motiva y que le mueve como propósito vital.

Destacar también que los sucesos en los que se envuelve, en ningún momento le harán actuar por maldad, sino por cansancio o hastío debido a la situación personal que atraviesa.

Creo que la polémica sobre el mensaje de violencia que transmite la película tiene que ver con eso, que si el protagonista se encuentra legitimado para realizar actos criminales por la situación en la que se encuentra y no tener otra escapatoria.

Parece mentira que un villano como el Joker, retratado otras veces como un ser vil, donde la locura le sirve como motor para cometer sus atrocidades, aquí, sin embargo, se muestre como una persona honesta, con buenos sentimientos, salvo cuando se siente engañado o amenazado, y que lo único que intenta principalmente es hacer reír a los demás. Lo que no sabemos es si la gente que le aplaude cuando se inicia el caos en Gotham lo hará transformarse por completo, y dejar de lado ese buen, y hasta compasivo, carácter lleno de tristeza que le caracteriza.

Por último destacar, un personaje y una secuencia. El personaje es su madre, cuyo cuidado parece que no le supone ninguna carga para él, sino más bien todo lo contrario, ya que es su única fuente de compañía y de aliento. Solo en el momento en el que se siente traicionado por ella dejará sentir esa devoción convertida en un anclaje que lleva.

La escena a remarcar es la que se desarrolla en un cine. Allí se proyecta Tiempos Modernos, una crítica a una sociedad deshumanizada, esta vez a principios del siglo XX. En ella, otro cómico, Charles Chaplin, será el que ponga la nota de humor en su triste contexto industrializado, y donde suena por primera vez la canción Smile, compuesta por el mismo Charles Chaplin, que en una película sobre el Joker no deja de tener un sentido cínico y burlesco.

En definitiva esta versión de Joker creo que no dejará indiferente a nadie por la manera de abordar la locura y la violencia, y que pone el listón muy alto, una vez más, para próximas películas donde salga este mítico personaje.