Publicado hace 9 años por Felipe.Lavin.Soto a teotravision.blogspot.ie

Una noche de otoño del año 1977 en la ciudad de Angol, un matrimonio de profesores jubilados vio interrumpida la tranquilidad nocturna por una experiencia muy especial. Jamás han olvidado a los extraños visitantes que observaron aquella noche en su jardín. Nunca han encontrado una explicación concreta a esta situación. No han exteriorizado su experiencia por los medios habituales de comunicación y sólo han compartido su vivencia con el IIEE.

Comentarios

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A mi también me secuestraron los extraterrestres.

Iba por el campo siguiendo un margen de piedra, era una noche de primavera y me alumbraba con una linterna metálica de pila de petaca. Había llovido por la tarde así que podía hacer una buena colecta de caracoles para hacerlos con salsa, con su morcillita y su choricito. Al principio pensé que otro buscador de caracoles venía hacia mi pues me pareció la luz de una linterna avanzando. Pronto me percaté que lo que parecía una linterna se convertía en un foco y seguía aumentando, cegándome por completo. Un extraño zumbido, que subía y bajaba en intensidad lo envolvía todo al tiempo que mis pies parecían despegar del suelo, aunque no sentia ninguna tracción en mi cuerpo. La luz y el zumbido desaparecieron de repente, como si nunca hubiesen existido y me vi en una sala circular, con paredes lisas y con aspecto de cobertura de pastelito Pantera Rosa. Había alguien más. Tres figuras de aspecto humano, con la forma de tres pivones de entre 17 y 20 años me observaban. Sus cabellos eran de oro y sus vestidos, cortísimos, de plata. Pude ver que su parecido anatómico con los humanos era absoluto pues no llevaban bragas. Me transmitieron mentalmente que eran científicos del planeta Cuchipandy y me habían seleccionado al azar para una obtención de fluidos. Por medio de no se qué ingenio me vi desnudado y arrojado sobre una superficie dura pero mullida y cálida a su vez y los tres científicos se abalanzaron para obtener sus muestras. Perdí los sentidos y no se cuento rato permanecí en ese estado. Cuando abrí los ojos una sensación extraña, no desagradable, flotaba en mi cabeza y en mi entrepierna. Me asomé a un charco de lluvia y pude contemplar mi rostro, gracias a dios no era Resines.

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voto magufo

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Los niños son raros a veces, pero tanto como para llamarlos extraterrestres...
#1 magufo sea