Bajo custodia policial, los fundadores de Hansa entregaron todas las claves, cuentas y credenciales, incluidas aquellas que utilizaban para hablar con los moderadores de la página. En unos pocos días la policía holandesa tenía todo el control y nadie se había dado cuenta. Comenzaron a alterar el código de la web, registrando cada vez más datos de sus usuarios. El terror de cualquiera que quiera que sus datos pasen desapercibidos, que vayan directos a las manos de la policía.
Comentarios
Resumiendo, cayeron de churro.
Pese a todo el esfuerzo y el trabajo coordinado durante meses de la policía de 4 o 5 países, pese a la detención de los administradores, a la incautación de la friolera cifra de 1.200 btc (¡wow!). pese a la (supuesta) retirada de miles de vendedores, pese a las advertencias de la policía holandesa, pese a todo pues... al final... en cosa de una semana o dos pues aparecieron nuevos mercados (mientras tanto, a los viciosos no nos quedo más remedio que aprovisionarnos en pequeñas tiendas web, que también las hay... que le vamos a hacer... somos incorregibles) y hoy, un par de años después de aquello, las 24.000 referencias de drogas que había en Hansa o Alphabay se han convertido en las más de 77.000 que hay en Dream Market. Cada vez hay más, y son mejores, y más baratas.
Y así aquello, el supuesto golpe definitivo-o-no-pero-casi al tráfico de drogas en la Deep Web , se acabo convirtiendo en una prueba, otra más, de lo absurdo, inútil y caro que resultan la prohibición y la guerra contra las drogas. No sé cuantas más hacen falta.