«El lunes, de madrugada, Madrid disfrutó un espectáculo altamente conmovedor. Distribuidos estratégicamente por las calles céntricas, innumerables guardias de la circulación sembraban a voleo multas entre los pobres automovilistas que tocaban los cláxones y bocinas de sus coches». Esta fue la narración de una medida histórica: el final del ruido nocturno. O casi.
Comentarios
Interesante, mas tarde en el tiempo en Holanda se manifestaron contra el modelo del coche.
#0