“La Chica del Tren” es, probablemente, uno de los libros más conocidos de estos últimos años. Pero también es, con total seguridad, esa película cutre de sábado por la tarde a la hora de la siesta que consiguió estrenarse en la gran pantalla. Las prisas, el afán por aprovechar el tirón del libro y la falta de autocrítica de un sector cinematográfico que busca los fines económicos por encima de cualquier otra cosa.