Camino del Monasterio de La Real. Siete de la tarde. Ya es de noche, está oscuro y el viento frío es implacable. Las sombras van llegando como almas en pena. Andan por el arcén de esa inhóspita carretera, en silencio y apretándose el abrigo contra el cuerpo. Algunos llevan más de una hora caminado para llegar hasta ahí. Ni para pagarse el autobús tienen.
Que cruel es este mundo, ni de lejos es un poco igualitario con todas las personas, mientras miles de ellas se revuelcan en sus millonarios paraisos, millones se mueren de hambre y no tienen donde dormir, esto es lamentable, menos mal que para algunos la "suerte" les ayuda a pasar las noches bajo techo y con comida...
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Que cruel es este mundo, ni de lejos es un poco igualitario con todas las personas, mientras miles de ellas se revuelcan en sus millonarios paraisos, millones se mueren de hambre y no tienen donde dormir, esto es lamentable, menos mal que para algunos la "suerte" les ayuda a pasar las noches bajo techo y con comida...