La vida religiosa y los placeres carnales, que hasta hace poco parecían categorías mutuamente exclusivas, han encontrado un espacio común con la distribución por parte de empresarios cristianos, judíos y musulmanes de una serie de productos eróticos –desde vibradores a lubricantes y lencería– destinados a mejorar la vida sexual de las parejas más religiosas.
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Este artículo es de la misma categoría de los horoscopos que se van repitiendo cambiando los meses y los signos.
El próximo artículo en vez de religiosos será para políticos ocupados y el próximo para dentistas en convenciones.