Núñez Feijóo se ha convertido en un político ineficaz por su absoluta previsibilidad, y su discurso se ha convertido en una constante que ya no sabemos si tiene más de vital o de mortal. En el Congreso, sus intervenciones son tan poco sorprendentes que hasta podemos apostar si en la próxima ocasión también se le agotará el tiempo y se le apagará el micro. En su monótona labor, el líder nominal de los populares ha decidido convertirse en un pistón regular, hasta el punto de que casi podríamos completar sus frases.