Un agujero de 240 millones de euros. Esa es la herencia «envenenada» que Tomás Gómez dejó a su sucesor, José María Fraile, en la Alcaldía de Parla y que ayer se conoció tras la aprobación de las cuentas del municipio. En cuatro años, tampoco fue capaz de abonar ni los 120 euros que costaron cinco silbatos de metal para la Policía Local. También se dejó pendiente los casi 4.000 euros que se gastó en llevarse a las personas mayores a un circuito hidrotermal. O los 11.000 euros en decenas de relojes de pulsera.
Comentarios
¿24 euros un silbato?
Poca deuda tienen entonces.
Vaya panda.
Pues a mamarla
Si votaron a ese tipo será porque se hacen responsables de sus deudas, enhorabuena a los parlañoles.