Publicado hace 13 años por alpae a entretrenesyandenes.wordpress.com

Si las ciudades pudiesen hablar; si los países no fueran una abstracción perfilada sobre un mapa; si pudiese uno sentarse frente a ellos y escuchar, entonces Camboya y, en particular, Phnom Penh, su capital, relatarían una de las historias más terroríficas, vergonzosas, carentes de toda lógica, atroces, sanguinarias y desnaturalizadoras (o quizá, ¿quién sabe?, demasiado humanas) que hayan podido acontecer jamás.