Hace 11 años | Por --333591-- a elpais.com
Publicado hace 11 años por --333591-- a elpais.com

La inmoralidad esencial del sistema económico se añade la carga de la débil moral cívica o personal, una pérdida de consistencia de las personas que puede llevar a una auténtica crisis de una civilización, organizada en buena parte en torno a la confianza interpersonal y a la solidez de las instituciones… Y tiene razón: ¿quién puede fiarse hoy de un prójimo lanzado por el tobogán del sálvese quien pueda, que no vacila a la hora de encaramarse sobre la espalda de los demás, incumplir la palabra dada, alardear de camuflaje tributario o deshacerse

Comentarios

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"...sin más categorías que las del éxito o el fracaso, el mal se hace poroso, inaprensible y no acertamos a enmarcarlo: ¿quién es hoy capaz de definir al gángster en una sociedad en que los mafiosos, más o menos presuntos, son indistinguibles de los aparentemente inocuos pícaros, tan entrañablemente españoles, y por si fuera poco, son jaleados… y votados masivamente en las urnas?"