Contando con tan solo tres años, Michaela Deprince, quedó huérfana por el horror de la guerra en Sierra Leona, que la condenó a vivir en un orfanato, donde fue discriminada y tildada como la hija del demonio por padecer vitíligo, y llamada simplemente la “27”. Fue adoptaba y ahora se ha convertido en bailarina profesional de ballet.
Comentarios
Un gran caso de superación.