Hace 10 años | Por tropecientaspal... a larazon.es
Publicado hace 10 años por tropecientaspalabras a larazon.es

A François Hollande no le sonríe la fortuna. Sus dos peores pesadillas se han acabado cumpliendo: un debate abierto en la sociedad sobre la inmigración –espinosa cuestión que crea división ideológica en la izquierda– y la calle en manos de los estudiantes. Y es que para un gobernante que se jacta de ser el «presidente de los jóvenes», cuando estos deciden protestar es una muy mala señal. Sobre todo porque, una vez desatada la movilización juvenil, la historia muestra que hacer volver las aguas a su cauce se antoja muy complicado.