Al abultado conjunto de cifras con el que cada 8 de marzo se nos remite a la persistente situación de desigualdad con la que lidian cada día las mujeres a lo ancho y largo del mundo, hay un conjunto de ellas que nos recuerda que en los países desarrollados esa brecha también se da en puestos muy remunerados, de alta dirección y responsabilidad.
Pues nada, como premio de consolación, ceder a las mujeres el asiento en los transportes públicos, cederles el paso, besarles la mano y reverencia, abrirles la portezuela del coche y no permitir jamás que lleven objetos pesados.
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Pues nada, como premio de consolación, ceder a las mujeres el asiento en los transportes públicos, cederles el paso, besarles la mano y reverencia, abrirles la portezuela del coche y no permitir jamás que lleven objetos pesados.